El congreso de los socialistas andaluces fue un paseo para Susana Díaz que no tuvo rival en las primarias. La Comisión Ejecutiva, el órgano de gobierno del partido, fue respaldada por el 91% de los delegados. Andalucía es “susanista”. Pedro Sánchez acudió a cerrar el congreso y anunció su apoyo a Susana para las elecciones autonómicas de 2019. La lideresa declaró que el secretario general del PSOE contará con la lealtad de los militantes andaluces, empezando por ella. Al final, unos delegados empezaron a cantar el himno andaluz y otros la Internacional. Traducción: la organización andaluza, la mayor de las federaciones que integran el PSOE, está dividida, aunque la mayoría sea fiel seguidora de la presidenta autonómica. Pedro Sánchez y Susana Díaz desean mantener un “modus vivendi”, aunque siguen enfrentados como en los tiempos de la comisión gestora. Saben mantener las apariencias y dominan el lenguaje corporal para no quedar en evidencia ante las cámaras de televisión, pero tienen planes distintos. La lideresa le envió una amenaza velada, cuando le pidió que no le obligara a optar entre fidelidades (Andalucía o PSOE). El tiempo dirá en qué termina todo.

Tras los congresos regionales han quedado nuevamente decantadas dos legitimidades. El liderazgo federal de Pedro Sánchez, labrado en unas elecciones primarias en las que participaron 150.000 militantes, y los liderazgos autonómicos, tallados en las primarias regionales y los respectivos congresos. A falta de que García-Page revalide su jefatura en la organización de Castilla-La Mancha, vuelven a existir dos poderes enfrentados, el del secretario general, Pedro Sánchez, y el de los barones autonómicos.

Por la vía de la reforma de los estatutos, Pedro Sánchez ha sentado las bases para evitar una rebelión en el Comité Federal que le  arrebate el poder. Un tercio de sus integrantes han sido elegidos en el congreso nacional, asegurándose que sean de disciplina “sanchista”. Otro tercio se elige en los congresos regionales, con una mayoría clara a favor de los barones o del “susanismo”, por resumirlo en un término. Queda un último tercio que será elegido por voto directo de los militantes. La militancia se supone que decantará la mayoría del Comité Federal a favor de Sánchez. El Comité Federal se convierte en un híbrido, con dos tercios de democracia representativa y un tercio de democracia directa o democracia de la gente. Como una sirena, pero con la cola de Podemos.