El desafío independentista acapara la actualidad. Como era de esperar, el Tribunal Constitucional (TC) suspendió cautelarmente la reforma exprés del Parlamento catalán. El pasado viernes le pasó la patata caliente el Consejo de Ministros al TC y el alto tribunal dejó en vía muerta una iniciativa parlamentaria aprobada con urgencia por la mayoría independentista del ‘Parlament’. Ninguna cámara legislativa da luz verde a una norma que impide a la oposición enmendar una iniciativa del gobierno, y decide por la vía de «lectura única» la aprobación de un referéndum para formar un Estado independiente. Una barbaridad que no podía ser tolerada por el TC.
En su intento de forzar la dimisión de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez afirma que el inmovilismo del presidente del Gobierno ante la crisis catalana es razón suficiente para que abandone el cargo. Del silencio de Rajoy, lo que más le irrita a Sánchez es que no haya abierto canales de diálogo con la Generalitat. El líder socialista finge ignorar que Carles Puigdemont y Oriol Junqueras mantienen una postura inflexible que les lleva a defender que la única vía de acuerdo consiste en darles la razón en todo. Ejemplo de ello fue la negativa de Puigdemont a hablar en el Congreso de los Diputados, como hizo Ibarretxe en su día, cuando quería cambiar la forma jurídica y política del País Vasco para convertirse en un Estado asociado a España. Por desgracia, hemos llegado a un punto en que la única manera de arreglar el desafío independentista consiste en aplicar la ley con todo rigor.
Coherente con su pensamiento, Pedro Sánchez hizo que el congreso socialista aprobara la definición de España como Estado plurinacional. La famosa «nación de naciones», que tanto le gusta a todos los nacionalistas. Abierta la espita de las ocurrencias, todos los congresos regionales del PSOE sientan doctrina diciendo que somos esto o lo otro. Ante la torre de Babel, Adrián Barbón y José María Pérez, candidatos a suceder a Javier Fernández en la Secretaria General de la FSA, coinciden en decir que les parece un debate absurdo, ya que el congreso federal sentó cátedra al hablar de Estado plurinacional. Creo que ambos apelan a un subterfugio para evitar definirse. El Estado plurinacional no es una cuestión táctica ni estratégica, es un asunto de concepto. Sobre materias de esa naturaleza ni el máximo líder socialista ni el congreso del partido son infalibles. No se le puede pedir a nadie que asuma semejante disparate.