Mientras los líderes de nuestra izquierda se posicionan ante una hipotética alianza tripartita, PSOE-Podemos-IU, el calendario de los vencimientos de deuda pública autonómica viene a recordarnos que el futuro a corto y medio plazo estará condicionado por la devolución de créditos. En los próximos cuatro años -como en el actual- el Gobierno asturiano deberá amortizar más de 400 millones de euros. El dinero recibido a préstamo hay que devolverlo y la factura es muy elevada. Habrá que esperar al año 2022 para que la cantidad a reponer a los intermediarios financieros quede por debajo de los 400 millones, aunque no servirá de consuelo ya que será de 387 millones. El gasto financiero, en conjunto, será bastante más elevado al tener que sumar los intereses.
En los sucesivos proyectos de presupuestos, tras las partidas de Sanidad y Educación, la tercera más elevada será la destinada a cumplir con nuestros deudores. Es una factura sobre la que no cabe discusión, porque no se puede estirar ni encoger, sólo toca pagar. A la hora de cuadrar el presupuesto, el resto de materias son susceptibles de variaciones, pero los vencimientos de deuda son intocables. Si un día malhadado surgieran dudas sobre la capacidad de Asturias de devolver los créditos, la factura sería aún más gravosa, ya que los acreedores nos cobrarían más caro el dinero prestado. En el mercado, todos los riesgos llevan asociado un coste; nada es gratis. Los que mejor lo saben son los empresarios.
Resulta admirable que una losa tan pesada apenas suscite inquietud entre los políticos de nuestra región. Las pocas veces que se habla de la deuda en la Junta General del Principado es para utilizarla como arma arrojadiza. Los partidos de izquierda están vacunados, ya que en cuanto se les saca el tema responden que la mayoría de las comunidades autónomas están peor que nosotros. Ya saben, mal de muchos, consuelo de tontos. Los partidos de derecha critican al Gobierno socialista por la hipoteca que van a dejar a las futuras generaciones, pero al día siguiente le exigen que gaste en esto o lo otro. Absoluta falta de coherencia. Hace dos o tres años, el monto de la deuda asturiana estaba por el 14% del PIB, mientras que ahora ya ha escalado hasta el 19,3% del PIB. Como los valencianos o los catalanes están mucho peor que los asturianos, mejor ponerse a discutir sobre el incremento del gasto social. El Principado debe 4.232 millones de euros, que es tanto como deber el 100% del presupuesto.