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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA FSA DE JOSECHU

José María Pérez, candidato a secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), ha tardado más de un mes en decir lo obvio: hay que cambiar la forma de hacer política desde la dirección de la FSA; no se puede hacer política como hace cinco, diez o veinte años; debe reflexionarse sobre los problemas de los asturianos con la vista puesta en el largo plazo, no en las elecciones autonómicas y municipales que se celebrarán en 2019.

La dirección de la FSA se mueve con la lentitud y rutina de los grandes paquidermos. Actúa con la lógica de los aparatos pesados de partido. No se le conocen nuevos planteamientos, repite lo ya conocido, como hacen las orquestas de pueblo. Siempre la misma música. La sociedad es vista por el partido de gobierno como un conglomerado de amigos y enemigos, algo propio de quien cultiva prejuicios. Hace mucho tiempo que la FSA es una entelequia para los asturianos. En la población con una edad inferior a los cuarenta años, sólo una ínfima parte está en condiciones de precisar qué es la FSA. Por encima de ese límite de edad, hay más gente que lo sabe, pero en ningún caso llega al 50%. La Federación Socialista Asturiana comprende a todos los afiliados al PSOE en nuestra región, pero cuando se dice que la FSA dice esto o lo otro es que ha hablado Javier Fernández o Jesús Gutiérrez. El resto no tiene licencia para hablar en nombre de la FSA. Normalmente se enteran por los periódicos. Fruto del óxido acumulado en los engranajes de la organización, el portavoz habitual de la FSA, su número dos, se expresa a través de un número reducido de frases, a las que puede dar la vuelta una y otra vez si se trata de rellenar una rueda de prensa. Aunque no es un político de la nueva ola, participa de los modos de comunicación modernos en que las tesis se compendian con enunciados escasos aunque repetitivos. Para acabar de hacer más espeso el sentido de las manifestaciones, la FSA construye comunicados en que el sujeto está elidido. A partir de ahí entran en juego las interpretaciones. Una clara herencia de los tiempos de José Ángel Fernández Villa. Por fin llegamos a la raíz.

Si José María Pérez quiere revolucionar la FSA, debe cambiar su liturgia y sus argumentos que se mantienen intactos en las últimas décadas. No se puede ganar el futuro con un partido del pasado. Ese es el gran reto para un secretario general, no hacer un “partido de la militancia” y otras zarandajas por el estilo que huelen a naftalina, aunque las digan los jóvenes.

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por JUAN NEIRA

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