En el primer año del anterior mandato, Mariano Rajoy tomó dos decisiones económicas de alcance que dieron oxígeno a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos. La más importante fue la creación del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) que sirvió para dar crédito a los gobiernos regionales cuando el mercado era muy remiso a financiarles. En realidad, como ya hemos contado aquí muchas veces, fue un traje a la medida de las urgencias de la Generalitat catalana, ya que tenía que devolver el dinero prestado por los ciudadanos al suscribir los llamados “bonos patrióticos” y tenía la caja vacía. Cristóbal Montoro salvó a Artur Mas y desde entonces ese ha sido el mecanismo de financiación favorito de los independentistas. Las proclamas de libertad se acompañan de una absoluta dependencia económica de Madrid: no hay un banco que le adelante dinero al Gobierno de Puigdemont.
La otra medida que benefició por igual a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos fue el programa de pago a los proveedores. Ambas entidades trampeaban sus cuentas dejando facturas en el cajón. Con ese método, propio de trileros, las facturas no se contabilizaban y así no se generaba deuda. Rajoy pidió que sacaran las facturas del cajón y les dio dinero para pagarlas. Los ayuntamientos más endeudados, como Mieres, tuvieron que admitir un plan de saneamiento pilotado por el Ministerio de Hacienda y, en la actualidad, ya pusieron orden en las cuentas. Ya que hemos puesto el ejemplo de Mieres, diremos que la figura de su alcalde, Aníbal Vázquez, fue clave para acabar con el pandemónium que había en la economía municipal hasta su llegada a la Alcaldía.
¿Qué han supuesto los cuatro años (2012-2016) de financiación estatal? El Gobierno central ha regado a las autonomías y, en menor medida, a los ayuntamientos con la friolera de 162.000 millones de euros. Una auténtica salvajada. Cataluña ha recibido 53.000 millones, casi una tercera parte del total. Tras ella, Valencia ha ingresado 36.000 millones. Asturias, 1.586 millones. Al principio los créditos del FLA implicaban la devolución con pago de intereses (5,5%), pero tras una genialidad de Cristóbal Montoro, el dinero se devuelve ahora en cómodos plazo sin que devengue intereses. Gracias al chollo de financiación las comunidades se ahorrarán 48.000 millones (Asturias, 538 millones). Ese ahorro no llegará a los ciudadanos que pagaremos, vía impuestos, los regalos de Montoro a barones y caciques.