Pese al intento de los independentistas de separarse de España, Barcelona se ha convertido en la capital de la nación. Toda la política española gira en torno a ella. Continúan las interminables especulaciones en torno a los Mossos d’Esquadra. Acataron la orden de precintar los colegios, dada por la Fiscalía, pero el inefable comisario Trapero puntualizó que todas las actuaciones se harán con “proporcionalidad, oportunidad y congruencia”. ¿Cómo se precintarán los colegios aplicando las tres pautas de Trapero? Me temo que allá donde las huestes de Esquerra y la CUP ofrezcan resistencia, los Mossos se cruzarán de brazos, que es su pose favorita en las fotos de los últimos días. Si quieren ser congruentes con su proceder ante la sede de la vicepresidencia de la Generalitat y del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, deberán conformarse con hacer acto de presencia. En cuanto al sentido de la oportunidad, la verdad es que los miembros de los Mossos tendrán un futuro más despejado si adoptan un rol pasivo. Son más temibles los comisarios de Esquerra y la CUP que la hipotética denuncia judicial.
Con los cuerpos de Policía ocurre lo mismo que con la Iglesia Católica: una cosa es lo que dice la Conferencia Episcopal y otra lo que manifiesta el clero nacionalista catalán. Los primeros piden moderación y los segundos, separación. Supongo que en el Vaticano compaginarán ambas sensibilidades. O no. El dato más positivo de las últimas horas fue el paso dado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) al ordenar a la Fiscalía que cese en sus diligencias y actuaciones porque el TSJC va a encargarse de dirigir las medidas represivas contra el intento de celebrar el referéndum. La magistrada, Mercedes Armas, mediante un auto, pide a los tres cuerpos policiales (Guardia Civil, Policía Nacional y Mossos de d’Esquadra) que precinten los colegios electorales antes del sábado y que el domingo cierren los que se hayan abierto. La magistrada, que lleve la instrucción de la querella contra los miembros del Govern por los delitos de desobediencia, prevaricación y malversación de fondos, por haber firmado la ley del referéndum, hace una reflexión muy dura sobre el comportamiento de los miembros del Ejecutivo.
Fiscales y jueces están haciendo más de lo que cabía esperar al empezar el estallido de la crisis institucional. Miran de frente al delito. Ahora hace falta que Rajoy abandone el rol de observador y lidere la contraofensiva.