La convocatoria de huelga general lanzada por la Comisión del 8-M resultó exitosa. CCOO y UGT pusieron cifras al paro: seis millones de trabajadores. Las dos centrales llamaban a mujeres y hombres a realizar una huelga de dos horas. Por cierto, sólo en España los sindicatos hicieron su propia convocatoria dentro del conjunto de más de 170 países en donde había una llamada a la huelga general. Se desconoce cuántas trabajadoras se sumaron al paro de toda la jornada, tal como solicitaba el movimiento feminista. No es un dato decisivo porque lo más relevante fueron las masivas movilizaciones en la calle, llenas de colorido y animación, dejando constancia de la fuerza del movimiento feminista. ¿A qué se debe un éxito tan rotundo?
A la confluencia de tres factores. El primero de ellos es la eclosión del movimiento, ‘Yo también’, iniciado, el octubre pasado, por las actrices de Hollywood, que señalaba el aspecto más hiriente de los problemas de relación entre mujeres y hombres: la agresión sexual. Hasta entonces nunca había surgido una corriente tan intensa de solidaridad y simpatía entre las mujeres, poniendo al movimiento feminista en el centro de la escena mundial.
La energía generada por el movimiento ‘Yo también’ cambió las expectativas sobre la convocatoria del 8-M. Pronto se intuyó que no iba a ser un ocho de marzo como los anteriores. Las promotoras de la iniciativa entendieron que había llegado el momento de hacer una demostración de fuerza: una huelga general de mujeres que pare el país, dentro del objetivo global de detener el mundo en alianza con las mujeres de las más variadas geografías. La problemática feminista, compendiada en ocho puntos, fue asumida por los medios de comunicación que dieron alas a la movilización social. El respaldo de los medios a la protesta, un hecho sin precedentes en paros de esas dimensiones, hizo más visible y atractiva la iniciativa de las mujeres. Si alguien se pregunta por qué razón los medios entendieron que era un mensaje positivo, la respuesta es muy sencilla: periódicos, televisiones y radios también están hechos por mujeres.
Y así llegamos al tercer factor que explica el éxito de la jornada: el peso cualitativo de las mujeres en nuestra sociedad. Ya sé que uno de los motivos para la huelga era el llamado ‘techo de cristal’, pero en la actualidad ya han alcanzado las mujeres un enorme poder en la judicatura, la sanidad o la enseñanza. No llegaron a la cima, pero la tienen al alcance de la mano.