Al finalizar 2017 la deuda del Principado era de 4.244 millones de euros: 150 millones más que un año antes. Peldaño a peldaño se eleva la deuda sin que se vislumbre dónde acaba la escalera. En plena recesión, cuando se destruía riqueza y perdíamos dos puntos de PIB, en cada ejercicio, la deuda se elevaba. Para el pensamiento dominante se trataba de una actuación lógica, porque había que echar mano de los créditos para mantener el gasto de los servicios públicos. Sin embargo, ahora, cuando somos la segunda región en la que más creció la producción de bienes y servicios sigue aumentando la deuda. El discurso hegemónico considera normal acudir a los bancos, ya que al crecer hay margen para endeudarse, y al aumentar la recaudación fiscal se pueden devolver los préstamos. Conclusión: todos los años presentan oportunidades para vivir a crédito y nuestros gobernantes las aprovechan.
El único problema de vivir a cuenta del dinero ajeno es que hay que devolverlo con intereses incluidos. En los próximos seis años vencen créditos por valor de 400 millones de media en cada ejercicio, y hay que tener dinero reservado para cumplir con nuestras obligaciones. En la cifra de los 400 millones no están contabilizados los intereses ¿Tiene el Principado 2.400 millones en la caja para atender los vencimientos de deuda? Es evidente que no, así que hará frente a la obligación pidiendo nuevos créditos. Es el famoso método del ‘tira p’alante que libras’, muy conocido y practicado por toda la clase política. El Principado dedicó los tres meses invernales a confeccionar una ley de crédito extraordinario, con un montante de 111 millones. Decían que era para relanzar la inversión y sortear las rigideces de la prórroga presupuestaria. Pues bien, casi la mitad del crédito va a ir destinado a vencimiento de deuda. Las urgencias para solicitar el préstamo vienen dictadas por nuestros acreedores. Las tres grandes prioridades presupuestarias son el gasto en sanidad, en educación y en el servicio de la deuda. El I+D+i, los servicios sociales y la inversión productiva deben esperar ya que los bancos constituyen un asunto preferente.
Me sorprende que el Principado lleve quince años agobiado por el crecimiento del gasto sanitario y no muestre la menor preocupación por la montaña de deuda que ha fabricado. El circuito del dinero: de los asturianos al Principado, vía impuestos, y del Principado a los acreedores, vía vencimientos de deuda. A eso lo llaman progreso.