LA COMEDIA DE LA IZQUIERDA
La plural izquierda asturiana anda revuelta. No es un fenómeno nuevo, ya lo hemos verificado en otras ocasiones en este mandato. La batalla entre la federación regional de IU y el líder nacional, Alberto Garzón, por la autonomía de la organización asturiana, se va a desplazar al interior de nuestra comunidad autónoma. Garzón cruza el Pajares para ganar adeptos con un acto en Langreo, municipio gobernado en coalición entre IU y Podemos: seis concejales de IU y cinco de Podemos, con Jesús Sánchez, histórico de IU, de alcalde. Garzón tiene que convencer a las huestes asturianas de que deben disolverse como federación, traspasarle todo el dinero a Madrid, y pedir permiso para hacer cualquier gasto. Además, deben prescindir del esquema organizativo de IU y disolverse en un movimiento popular. Eso lo dice Garzón, que se supone formado en las lecturas de Marx y Lenin. Es la primera vez que una formación de la izquierda radical prescinde de una estructura partidaria estable, con más de treinta años de existencia, para disolverse en un movimiento popular, que por ahora no supera el estadio del deseo. Va a ser muy difícil de evitar la crisis en IU.
Por su parte, Podemos insiste en su reciente hallazgo: atacar a Adrián Barbón. La última crítica consiste en afearle que no presione al Gobierno de Javier Fernández para crear una red de escuelas de cero a tres años. A mí me cansa el fútbol de pizarra y la política de billar, donde cualquier golpeo de balón o de bola es fruto de la premeditación.
El sanedrín de Podemos llegó a la conclusión de que conviene atacar, ahora, al candidato socialista a la Presidencia del Principado; a partir de esa premisa, cualquier circunstancia es susceptible de convertirse en argumento para la crítica. Una debilidad de la FSA, de cara a las elecciones autonómicas de 2019, es la falta de sintonía entre la mayoría ‘sanchista’ y el Gobierno de Javier Fernández. La mayor torpeza que podrían cometer los ‘sanchistas’ es presionar al Ejecutivo autonómico, entrometiéndose en sus competencias. Sería un error de bulto. Si Barbón hiciera caso de las demandas que le llegan del partido morado haría el más completo de los ridículos porque todo el mundo sabe que la red de cero a tres años ha sido la manzana de la discordia en el debate presupuestario entre socialistas y podemitas, así que si el candidato a presidente se estrena dando la razón a Podemos la comedia del enredo de la izquierda llegaría a su cénit: Barbón disfrazado de Garzón.