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Juan Neira

LARGO DE CAFE

BARBÓN, RETO HOMÉRICO

Las repetidas victorias socialistas en las elecciones autonómicas asturianas han creado costumbre y mucha gente, sobre todo militantes de partidos y periodistas, da por hecho que Adrián Barbón será el ganador de los comicios. Desconozco lo que va a ocurrir, me limitaré en las próximas líneas a constatar que el cabeza de lista socialista tendrá más difícil que nunca reeditar los éxitos electorales.

A su favor tiene dos bazas: la hegemonía en el partido, con un sector crítico que ha huido en desbandada ante el envite de las primarias, y el entusiasmo de los afiliados de base que continúan levitando tras el giro a la izquierda de Pedro Sánchez. A partir de aquí todo son obstáculos.

La candidatura de Adrián Barbón se inscribe en el contexto general del sanchismo, una corriente sobradamente mayoritaria en las filas del socialismo español y del asturiano, pero que no ha imantado al electorado.

En la primera etapa de Sánchez, como secretario general, el socialismo sacó los peores resultados de su historia en las elecciones generales, gallegas y vascas; en la segunda etapa de Sánchez, tras golear en las primarias, el socialismo obtuvo el segundo peor resultado en las autonómicas catalanas de toda la historia. Sin necesidad de entrar en las particularidades de cada uno de esos procesos electorales, convengamos en que los precedentes no invitan al optimismo.

El contexto cercano es la trayectoria electoral de la Federación Socialista Asturiana (FSA), en tiempos recientes. Desde el año 1999, en que Areces ganó con mayoría absoluta (24 escaños), la senda electoral del PSOE ha sido declinante: 24 diputados, 22, 21, 15, 17, 14. Los tres últimos resultados con Javier Fernández de candidato a la Presidencia el Principado.

Me voy a detener un momento a analizar las marcas de Fernández porque sirven para cuestionar un argumento que utilizan los socialistas para justificar los pobres resultados de los últimos años: antes solo nos disputaba IU el voto de la izquierda, ahora está Podemos.

Liderazgo

Mucho antes del 15-M, en las elecciones autonómicas de 2011, el PSOE sacaba 15 diputados. En 2015, cuando Podemos mantenía intacto su gran prestigio inicial, el PSOE obtuvo 14 escaños. Sin Podemos o con Podemos, la diferencia es de un escaño. A partir de los comicios de 2007 (la última legislatura de Areces) el techo electoral de los socialistas se ha desplomado.

El descenso de votos es una consecuencia de la pérdida de liderazgo regional. Otro problema que hereda Adrián Barbón. En 2011, cuando Javier Fernández se estrenó como candidato, obtuvo el PSOE en las urnas autonómicas 721 votos más que en las municipales. Sin embargo, en 2015, tras estar una legislatura gobernando, el PSOE sacó 7.027 votos más en las urnas municipales que en las autonómicas. De ser el Principado el que arropaba a las candidaturas municipales del partido, se pasó al modelo inverso, siendo los alcaldes del PSOE los encargados de rescatar a la candidatura autonómica.

La tarea más urgente que tiene el PSOE para afrontar la carrera electoral es restablecer la sintonía entre la cúpula del partido y Javier Fernández. En largos años de bicefalia, las dificultades propias de la dualidad de poderes, entre gobierno y partido, nunca había dado paso a la situación actual en que las agendas del presidente del Principado y el secretario general de la FSA parecen confeccionadas para evitar los encuentros.

De mantenerse esta situación, Adrián Barbón afrontará la campaña electoral como si fuese un candidato de la oposición. Si ya de por sí tiene una tarea difícil para tomar el relevo, tras siete años de gobierno socialista sin dar frutos visibles, la falta de respaldo real del Principado se lo pondrá más complicado todavía.

Peajes

Otro problema reside en la heterogénea familia del ‘sanchismo’. Si la presencia destacada del SOMA se traslada al programa y a la candidatura electoral, la renovación de la FSA no pasará de ser un retorno a los años ochenta del siglo pasado. Cuando más hay que innovar en programas, formas y equipos, no se puede caer en la debilidad de pagar peajes.

Adrián Barbón ha trabajado la idea del cambio con una frase que hizo fortuna: o cambiamos o nos cambian. De forma abreviada: repetir es perder. Cuidado con caer en el estilo revival.

Por último señalaremos dos aspectos que complican la victoria socialista. En ninguna otra comunidad autónoma los grupos que están a la izquierda de la socialdemocracia tienen tanto peso. Entre Podemos e IU suman tantos escaños en la Junta General del Principado como el PSOE. En los sondeos de carácter nacional, la izquierda radical está a unas décimas del PSOE ¿En Asturias?

Segundo aspecto. Ciudadanos es el único partido al alza. La formación de Rivera se nutre de votantes socialistas y del PP. El trasvase de votos es imparable.

Deliberadamente dejé fuera del análisis la propuesta de la cooficialidad del asturiano. Merece un comentario aparte. Electoralmente es una apuesta absurda: no le va a añadir ningún voto al PSOE y le va a restar más de los que se imaginan.

Conclusión final: Adrián Barbón tiene ante sí la oportunidad de realizar una proeza

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por JUAN NEIRA

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