Según se acerca el debate de la moción de censura aumenta el recelo hacia el plan de Pedro Sánchez para gobernar con las manos libres de ataduras, sin compromisos explícitos con el resto de grupos parlamentarios. El oprobio caído sobre el presidente y su partido no ha menguado con el paso de los días, pero los partidos de oposición se preguntan si deben hacer presidente a Pedro Sánchez para que prolongue la legislatura a su conveniencia y con un programa reducido a tres o cuatro frases retóricas. El líder socialista es consciente de las dudas que despierta su agenda oculta y trata de disipar los temores poniendo el énfasis sobre la corrupción del PP y el daño que causa al sistema constitucional.
Pedro Sánchez pronunció ayer una frase que no tiene desperdicio, «el sí a la moción de censura no es un sí al PSOE, es un sí a la democracia». Nos da a entender que se puede hacer presidente a Pedro Sánchez discrepando claramente de la política socialista, porque la moción de censura sólo es una reafirmación de los valores democráticos. Tirando de ese hilo argumental también se podría hacer presidente a Iglesias y Rivera, y a Joan Tardá (ERC), Carlos Campuzano (PDeCAT) o a Aitor Esteban (PNV), ya que aunque estuviéramos en desacuerdo con sus partidos y sus políticas, el simple hecho de servir de instrumento para desalojar del Gobierno a Rajoy convertiría en un avance para la democracia su llegada al poder.
El planteamiento de Pedro Sánchez sería cierto si la moción de censura en España no llevara aparejada la investidura de un presidente, si sólo estuviera en juego apear a Rajoy del poder ejecutivo. Los padres de la Constitución quisieron diseñar una moción de censura de carácter constructivo, siguiendo el modelo alemán, para evitar el vacío de poder, y de ahí que antes de votar no sólo hay que valorar a quién se le quite el poder sino también a quién se le da. El verano pasado, con la bandera de la denuncia de la corrupción del Gobierno, Pablo Iglesias lideró otra moción de censura a la que le dieron la espalda la inmensa mayoría de los diputados. Si únicamente importara desplazar a Rajoy no se entiende que el PSOE no haya optado, entonces, por encumbrar al poder a Iglesias.
Si quiere salir investido como presidente, Pedro Sánchez haría bien en cambiar de táctica para generar confianza en aquellos a los que les solicita el voto. Debería darse un baño de realismo y esforzarse en convencer al resto de grupos que su alternativa es un mal menor al lado del Gobierno de Rajoy.