Un asunto menor, de carácter laboral –el sueldo que se le paga a una asesora–, ha provocado un choque entre Cristina Coto y Álvarez-Cascos en Foro. Como el poder del partido está concentrado en estos dos dirigentes, presidenta y secretario general de la organización, respectivamente, y dado que nunca antes había trascendido ningún roce entre ambos, estamos ante una situación inédita que con toda seguridad pondrá punto final al supuesto tándem. Cristina Coto explicó la desigual percepción económica que recibían dos asesoras, realizando igual jornada laboral, y la negativa de Cascos a reparar esa situación. A partir de ahí realizó declaraciones políticas sobre la falta de autonomía que tenía como presidenta y lo caro que se paga en Foro actuar con criterio propio. Por si alguien se había anticipado a hacer una lectura inteligente del incidente, se apresuró a decir que su salida a la escena pública no tenía nada que ver con la petición de las bases de la organización a Carmen Moriyón para que se ponga al frente del partido.
Desde que se puso en marcha el movimiento –por supuesto, espontáneo– de adhesiones a la alcaldesa de Gijón, la situación de Coto al frente del partido es insostenible. La petición de los afiliados es una moción de censura implícita a Cristina Coto: no les gusta que dirija el partido y piden a otra persona que se presenta a las primarias y se haga con el control de la organización. Es una situación tan violenta, queda tan desairada, que mantenerse en el puesto no le reporta beneficio alguno.
Para hablar de Foro, de su forma de funcionamiento, no tiene sentido mantener la ficción. El jefe omnímodo del partido es Cascos. Él tuvo la idea, desarrolló el proyecto y alcanzó en las elecciones de 2011 un éxito espectacular, sin precedentes. Foro sin Cascos es como Ciudadanos sin Rivera: una peña de amigos. En un momento determinado Cascos prefirió dejar la Presidencia del partido para no tener que ocupar la cabecera del cartel electoral y puso una presidenta nominal, Cristina Coto. Nadie mejor que ella sabe que nunca mandó en Foro, que fue una mera ayudante de Cascos, ejecutora de sus órdenes. Tuvo tres años para romper con esa situación, si no le resultaba satisfactoria. Lo que no tiene mucho sentido es que organice ahora una mini-crisis política ante el posible relevo por Carmen Moriyón. Por difícil que sea la situación –los cambios de personal son muy delicados en todas las empresas– deberían hacer lo posible por guardar las formas.