En la asamblea de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), su presidente, Belarmino Feito, ha lanzado un reto al conjunto de los empresarios para jugar un papel distinto al desarrollado hasta ahora. Feito propone a la Fade dar un salto en la asunción de responsabilidades y pasar de defender intereses estrictamente corporativos, como han venido haciendo los dirigentes empresariales desde la constitución de la patronal, a asumir los intereses generales de la región. En este nuevo desempeño abre la puerta a contar con aliados para diseñar un proyecto de futuro para Asturias con la mirada puesta en el horizonte de 2030, en el que debe haber una región fuerte y económicamente sostenible.
El punto de partida del presidente de la patronal es la constatación de una realidad que describió con palabras precisas, «la ausencia de un proyecto político de región». En efecto, ese proyecto no existe. Los gobiernos presididos por Javier Fernández han optado por formar un equipo de perfil bajo esperando que escampara la tormenta económica que azotaba a España. Cuando el clima económico mejoró, el Gobierno asturiano se vio en minoría en la Junta General del Principado, apoyado por menos de un tercio de los escaños, y se limitó a hacer una gestión prudente de los presupuestos o de las prórrogas presupuestarias, siempre pendiente de no incurrir en problemas de liquidez. Así han discurrido los últimos siete años. Los grupos de oposición no han pasado de la fase de señalar defectos sin proponer alternativas. Cuando digo alternativas no me refiero a recitar un conjunto de tópicos, sino a detallar un plan jerarquizado en torno a una idea fuerza. Al no existir una propuesta estratégica, los debates parlamentarios oscilan entre el modelo de «y tú más» y las controversias anecdóticas. ¿Cómo se puede calificar a una legislatura que ha tenido como principales elementos discursivos el salario social y la oficialidad de la llingua?
Belarmino Feito propone a los empresarios liderar un cambio que haga de Asturias una tierra atractiva para las inversiones locales y foráneas, y que tenga a la industria como motor económico. Habla desde la presidencia de una federación que agrupa a mastodónticas empresas multinacionales, pymes de raíz local y una extensísima red de empresarios autónomos. Ante un auditorio entregado, Feito esbozó un proyecto amparado en la representatividad de 68.000 empresarios. La Fade no quiere ser comparsa ni cómplice.