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Juan Neira

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LIDERAZGOS REGIONALES

En 1993 la economía española entró bruscamente en recesión, elevando el paro del 16% al 24% en doce meses: 600.000 nuevos parados. Los periódicos hablaban de «la crisis más dura de los últimos 30 años», propiciada por una combinación del estallido de la burbuja inmobiliaria en Japón y la fuerte subida del precio del petróleo.

En Asturias, la crisis tuvo perfiles propios, con la pérdida de 22.000 empleos en el sector público, donde se juntaron las primeras prejubilaciones de la minería –el arma de Felipe González para cerrar los pozos– y la caída de la demanda en el sector siderúrgico y de bienes de equipo.

La suma del ‘petromocho’ y la pérdida del empleo propició una toma de conciencia de la población que capitalizaron los sindicatos con sus movilizaciones.

Entre el vicepresidente del Gobierno, Narcis Serra, y el nuevo presidente del Principado, Antonio Trevín, negociaron un llamado ‘Plan de dinamización’, de más de 2.400 millones de euros.

Villa

De esa coyuntura tan especial quiero destacar dos cosas: el abandono del discurso de la reindustrialización para fiar la suerte de Asturias a la construcción de infraestructuras de transporte (autovía del Cantábrico, variante de Pajares); y el liderazgo de la región continuó en manos de los sindicatos, personalizados en la figura de José Ángel Fernández Villa, que ejercía como líder del SOMA hombre fuerte de la FSA y miembro de la Comisión Ejecutiva de Felipe González.

La lentísima construcción de las infraestructuras y la desgarradora crisis en el PP, que terminó con el presidente Sergio Marqués expulsado del partido y sus leales refugiados en el grupo mixto del Parlamento, hizo que la población sintiera la necesidad de pasar página.

Areces

En 1999, el paso a la política regional de Álvarez Areces, después de tres mandatos como alcalde de Gijón, despertó muchas esperanzas en la población. Al ganar las elecciones por mayoría absoluta las expectativas eran máximas. En la sesión de investidura, Areces corrigió un verso de Silvio Rodríguez: «Somos la historia del futuro» (somos prehistoria que tendrá el futuro).

Los sindicatos ya no estaban en condiciones de liderar nada, pero Villa no estaba dispuesto a ceder el poder. La crisis en Cajastur, abierta con el cese de Manuel Menéndez, hizo quedar a Areces en minoría en el Parlamento. La mayoría absoluta le duró diez meses.

La alianza entre los diputados fieles al SOMA y la oposición parlamentaria despojó de liderazgo a Areces. A partir de entonces, Areces fue un presidente más, como De Silva, Vigil, Trevín y Marqués. Un presidente tutelado por el partido.

Liquidadas en siete años las dos opciones de liderar Asturias, la primera desde el poder sindical (Villa) y la segunda desde una izquierda renovada (Areces), la región se quedó sin norte, limitándose a disfrutar de la bonanza del boom del ladrillo.

Cascos

La crisis económica de 2007 y el agotamiento del ciclo socialista, volvió a generar expectativas entre los asturianos con el retorno de Álvarez Cascos a la política.

El discurso de Cascos, centrado en la parálisis que sometía a Asturias el bipartidismo (PSOE-PP), prendió en la población y en un tiempo récord de menos de cuatro meses fundó un partido (Foro) y ganó las elecciones.

Contra todo pronóstico, su liderazgo fue aún más breve que el de Areces, al disolver el Parlamento bajo la presión de la alianza PSOE-PP, a los seis meses de formar gobierno.

En menos de veinte años fracasaron los tres intentos que hubo de liderazgo político en la Asturias democrática, personalizados en los tres únicos animales políticos que alumbró la región: Villa, Areces y Cascos.

El resto de presidentes, con sus aciertos y errores, nunca trataron de ser más que simples gestores. Les faltaba ambición de poder y pasión por la política.

Feito

De una forma insólita, inesperada y novedosa, el discurso pronunciado por Belarmino Feito, ante la Asamblea de la Fade, es el intento más rotundo de asumir el liderazgo en la región tras el fracaso de Cascos.

No importa que no sea parlamentario ni milite en un partido, el liderazgo es la conjunción de dos elementos: proyecto de región y capacidad de transformar la realidad, en su caso, desde el poder de la patronal y sus eventuales aliados.

Feito levanta la olvidada bandera de la industria, y quiere un modelo de gobierno centrado en las empresas, la generación de riqueza y el empleo.

Ante los empresarios, Feito criticó con dureza a Pedro Sánchez por las consecuencias catastróficas que tendrá para la industria asturiana la política energética de cerrar las centrales térmicas, y por su negativa a negociar un nuevo sistema de financiación autonómica, faltando a la palabra dada.

También advirtió a los populistas que «nos tendrán enfrente». Y lo más importante, llamó a los empresarios a liberarse de complejos.

Hay una Asturias descreída, hastiada de las maniobras de los políticos, que tiene los oídos atentos a un mensaje como el de Belarmino Feito.

En Gijón, el viernes 22 de junio, a mediodía, el presidente de la Fade presentó las credenciales para liderar la región.

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por JUAN NEIRA

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