El acuerdo para nombrar al periodista Andrés Gil (redactor jefe de eldiario.es) presidente de Radio Televisión Española (RTVE) ha sido recibido con críticas por parte de la oposición y de los trabajadores de la corporación pública. El susodicho fue propuesto por Podemos y negociado con el Gobierno. En los últimos años, con la pérdida de credibilidad de RTVE en las encuestas, los socialistas y los podemitas se llenaban la boca diciendo que hacía falta gestionar el ente público desde la profesionalidad y la independencia, siendo necesario cubrir los principales puestos de la corporación por consenso. Llegado el momento, el consenso queda sustituido por un apaño entre el segundo y tercer partido del Parlamento. El resto se enteró por los medios.
RTVE tiene la mala imagen de todo el sector público en España, con la excepción de la Sanidad, la Seguridad Social y poco más. La gente piensa que RTVE nos sale muy cara, cuando es la corporación pública de medios audiovisuales más barata de los grandes países de la UE. Puestos a regatearle dinero, no tiene ni la más mínima cuota de publicidad ni dispone del canon que pagan todos los europeos para mantener sus medios públicos. RTVE se financia con los Presupuestos Generales del Estado, que es tanto como añadir unas gotas de política a algo que ya estaba politizado. RTVE funcionó como televisión del gobierno de turno con todos los presidentes democráticos, con la excepción del periodo en que estaba al frente de ella Fernando Castedo (UCD) y en los mandatos de Zapatero. No me duelen prendas al decirlo: Zapatero, tan criticable por otras cuestiones, permitió una televisión más plural que Felipe González, Aznar o Rajoy.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias actúan como políticos profesionales. Para la clase política española los medios de comunicación son materia erótica, puro sexo. El periodismo les excita, les coloca. Si les pusiéramos a trabajar en una redacción serían capaces de editar ellos solos todas las noticias, aún a riesgo de que la actualidad quedara irreconocible. RTVE es el perfecto juguete para políticos sedientos de manipulación. Su primera decisión los delata; en vez de buscar un gestor solvente para una empresa que tiene siete cadenas de televisión, cinco emisoras de radio, 6.000 trabajadores y 974 millones de presupuesto, rastrean las web amigas y proponen para presidente a un compañero de viaje. Debemos estar ilusionados porque de ésta nos empoderamos de la información.