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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA CUENTA ATRÁS DE LA ZALIA

Quedan justo dos meses (15 de septiembre) para que la Zona de Actividades Logísticas de Asturias (ZALIA) encuentre un plan de salvación o baje la persiana. Tras sendas reuniones de la Junta General de Accionistas y del Consejo de Administración, para aprobar las cuentas de 2017, las cosas están meridianamente claras.

La ZALIA arrojó unas pérdidas el pasado año de 10,9 millones de euros. Tiene una deuda global de 108 millones, en la que destacan los 61,8 millones que debe al sindicato de bancos y los 34,5 millones que adeuda al Principado y al Ayuntamiento de Gijón por los préstamos otorgados para hacer frente a las obligaciones con la banca. Pese a no tener actividad, la ZALIA hace frente a pagos llamativos, como los 3,9 millones destinados a gastos financieros. Luego volveremos sobre este último dato.

Ante una situación tan difícil, los accionistas de la ZALIA trabajan en pos de dos soluciones: ampliación de capital con aportaciones de los accionistas y la venta de parcelas.

En la ampliación de capital, el dinero contante y sonante lo pondría Puertos del Estado, a través de las autoridades portuarias de Gijón y Avilés, mientras que los otros accionistas capitalizarían sus préstamos. La ampliación de capital iría destinada a hacer frente a los compromisos más urgentes, como el pago de las expropiaciones, y la comercialización de las parcelas serviría para sanear la economía de la sociedad, amortizando créditos con los ingresos por ventas.

El plan ya estaba sobre la mesa hace justo un año, pero nada se ha avanzado; al contrario, las cosas han ido a peor.

En manos de Ábalos

El 30 de junio de 2017, la Junta de Accionistas, como medida urgente, propuso dotar de dos millones de euros a la sociedad para hacer frente a los apremios. Se hablaba de hacer una operación de fortalecimiento patrimonial y financiero. Los principales accionistas –Principado, autoridades portuarias y Ayuntamiento de Gijón– pensaban hacer una ampliación de capital con un importe mínimo de ocho millones. Un año más tarde, nada de eso se ha ejecutado.

Para justificar tan extraordinaria demora se comenta que hay gestiones pendientes, que los procedimientos administrativos se están ultimando, que el cambio de Gobierno provocó retrasos, pero la realidad es otra. Ni el anterior presidente de Puertos del Estado, José Llorca, ni el anterior ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, aceptaron la propuesta de rescatar la sociedad capitalizándola a partir de las aportaciones que hicieran las autoridades portuarias de Gijón y Avilés. Ese plan solo estuvo en la mente de los accionistas de la ZALIA. Ahora la salvación de la sociedad queda en manos de José Luis Ábalos, al que se le sugiere que aporte generosamente cuatro millones.

Lo más que llegó a admitir José Llorca fue la concesión de créditos a corto plazo para pagar los justiprecios a los propietarios de terrenos que habían sido indemnizados de una manera manifiestamente baja. Hasta ahora, por esa vía solo se libraron 350.000 euros.

Si se mira hacia atrás, llama la atención el cambio de política del Principado. Hace cinco años, la postura que mantenía Belén Fernández, consejera de Infraestructuras en el Gobierno de Javier Fernández y presidenta de la ZALIA, era la de que el Principado debía asumir las obligaciones económicas de las autoridades portuarias y del Ayuntamiento de Avilés. El Ayuntamiento de Gijón debía valerse por sus propios medios. Con gente tan sectaria cómo iba a hacer algo positivo el Principado.

Con Fernando Lastra al frente de la Zalia se produjo un cambio de estrategia: el dinero deben ponerlo las autoridades portuarias. Me parece más sensato, pero el Ministerio de Fomento tiene memoria.

Hacienda

La venta de parcelas está encallada porque hace falta contar con una subestación eléctrica que suministre corriente industrial a las empresas. Sumando alguna otra intervención de preparación del terreno la operación se eleva a 11,7 millones de euros. Para colmo de desdichas, la subestación no se puede hacer directamente, hay que licitarla. La inversión en la subestación solo la haría EdP si cuenta con un aval fiable.

Y aquí aparece un imponderable que también pesó en la formalización del crédito solicitado por la ZALIA a las autoridades portuarias: la Consejería de Hacienda del Principado. La Consejería de Hacienda es un ente independiente, ajeno a los desvelos de la Consejería de Infraestructuras, pese a que las dos estén bajo la jerarquía de Javier Fernández.

El mejor ejemplo de ello es que apareció una entidad de crédito dispuesta a refinanciar la deuda bancaria de la ZALIA, pero la Consejería de Hacienda no estuvo dispuesta a avalar la operación. Los consejeros de la ZALIA son conscientes de que sin la presencia de la Consejería de Hacienda las gestiones con los bancos están bloqueadas. Se pagan 3,9 millones en intereses financieros, porque la Consejería de Hacienda no estuvo interesada en abrir negociaciones.

Ante el apremio de los pagos y la falta de recursos, el Consejo de Administración ha marcado la fecha del 15 de septiembre. Si llegado ese día no han podido reforzar los recursos de la ZALIA, se reunirá el consejo con urgencia para proponer medidas extraordinarias a la Junta de Accionistas.

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