Sobre la organización asturiana de Podemos gravita la falta de sintonía entre Pablo Iglesias y la dirección regional de Daniel Ripa. El líder asturiano fue uno de los pocos –poquísimos– que tuvo la valentía de criticar en público la compra del chalé de Galapagar de Iglesias e Irene Montero. Un gesto impagable que define a un ciudadano y a un dirigente político. Sin embargo, varias diputadas asturianas defendieron la inversión residencial realizada por el dúo que manda en Podemos.

El antagonismo en el Parlamento recorre toda la organización y está llamado a tener reflejo en las primarias. Sean quienes sean sus representantes, antes de que ambos bandos se enzarcen en plúmbeas discusiones sobre modelos de partido, dinamización de sus famosos círculos, etcétera, yo pediría que discutieran sobre los problemas de Asturias, que en el presente pasan por la amenaza de descarbonización exprés, aireada por la ministra Teresa Ribera y por la proposición de ley de transición energética de Podemos que da un plazo de siete años para cerrar las cuatro térmicas asturianas, que producen más del 70% de la electricidad que se genera en Asturias. Sofía Castañón considera «histórica» la iniciativa parlamentaria. Es un asunto crucial para la región. Los mandamases madrileños de Podemos tratan de clausurar el carbón con la engañifa de crear el doble de los puestos de trabajo de los que se pierdan con el cierre de térmicas y minas ¿Qué empresas van a crear esos empleos? Los dirigentes que opten a representar a Podemos en el Parlamento asturiano deben definirse en este asunto.