En la fiesta socialista de la Camperona se abordaron asuntos de la actualidad, como la exhumación de los restos del general Franco, la transición energética y la renovación del proyecto socialista. No hace falta decir que en la Camperona hubo consenso sobre la propuesta de sacar del Valle de los Caídos los restos del general, aunque aún no se sabe dónde se van a enterrar. En la única rueda de prensa concedida por Pedro Sánchez desde que es presidente, acontecida la pasada semana, el líder socialista dio a entender que ya está todo ultimado y en un breve plazo de tiempo se va a proceder a exhumar los restos. Cuando se haya hecho el traslado se comprobará que el problema del Valle de los Caídos seguirá intacto. El enterramiento del general tiene un gran valor simbólico, pero aunque no esté Franco quedará el Valle de los Caídos como gran obra arquitectónica del nacionalcatolicismo, aunque bendecida por el aperturista Juan XXIII. La izquierda descubrirá que el pasado no se puede borrar ni rehacer. En contra de lo que dicen tantos portavoces socialistas, el Valle de los Caídos no será un espacio de paz, plural e integrador. Un intento baldío, porque seguirá siendo una obra del franquismo que fue gestionada por la Iglesia adicta al Régimen. Si se empeñan en perseguir el recuerdo del franquismo, derribarán la gran Cruz, sacarán a los religiosos del lugar, convertirán la enorme basílica en un auditorio, y al final será un lugar de evocación y reivindicación de los ultras. Ganarle batallas a Franco 43 años después de que haya muerto es un delirio. La izquierda que hizo la transición (Santiago Carrillo, Felipe González) tenía una visión mucho más realista y acertada.
Adrián Barbón recordó la posición de la Federación Socialista Asturiana sobre la transición energética, con la defensa activa del carbón autóctono, como energía de refuerzo, y el cambio de modelo energético siguiendo una vía negociada. Por suerte, en Asturias hay hoy día un amplio consenso en contra de la descarbonización exprés, de modo que se ha logrado detener la primera ofensiva del ecologismo radical liderada por la ministra de la Transición Ecológica, Teresa Ribera. No obstante, para lograr lo que propone Barbón hace falta cambiar los planes de la Comisión Europea y contar con el apoyo de las empresas. No está fácil, aunque hay que intentarlo. Barbón habló también del desgaste del proyecto socialista y la necesidad de renovar rostros e ideas. Tarea para los próximos meses.