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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL PROYECTO DEL EMPLEO VERDE

Una de las consecuencias que trajo la crisis económica es la renuncia de los políticos a hacer proyectos. Durante la recesión se acostumbraron a prescindir de las inversiones y cuando la economía empezó a crecer no cambiaron de registro. Desde 2014, el PIB aumenta y las inversiones siguen bajo mínimos, al mismo nivel que estaban en el año 1970. No creo que nuestra sociedad tenga muchos puntos de semejanza con la de hace cincuenta años, menos en lo tocante a la inversión pública. Si los gobernantes no se comprometen con proyectos, su labor queda reducida al mantenimiento, meros consumidores de gasto corriente. Para financiar esa voracidad hacia el gasto corriente pagamos los impuestos los ciudadanos.

Dentro de nueve meses empezará la campaña electoral. Por los discursos de precampaña no consta que la inversión pública sea un argumento fuerte. Es más, aquellos que se atreven a presentar proyectos reciben la crítica unánime del resto de partidos. Hace cuatro años, Carmen Moriyón presentó en Gijón un proyecto de remodelación del paseo del Muro y fue tachada de derrochadora y megalómana. Como ganó los comicios por mayoría simple el proyecto fue arrinconado ante el rechazo de la oposición. En caso de hacer algo, lo que se lleva es otro tipo de proyectos más invisibles para los que no es preciso hacer importantes reservas presupuestarias, como planificar la mejora demográfica sin dar incentivos económicos para que repunte la natalidad. Son los signos de los tiempos.

Al menos eran hasta ahora, porque la ministra de la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha anunciado que en los próximos doce años habrá que invertir 80.000 millones de euros en descarbonizar España. Una cantidad fabulosa de dinero que no sé de dónde la piensa sacar la ministra. Hablo de memoria, pero creo recordar que la inversión en centrales nucleares y plantas de gas de ciclo combinado no llegó a los 60.000 millones. Fueron los dos principales programas en generación de energía realizados en España para sustituir al carbón en los últimos cuarenta años. Pues bien, llega la ministra y anuncia un plan de choque que servirá como pistoletazo de salida para invertir 80.000 millones. Las últimas subastas de energía renovable no fueron recibidas con entusiasmo por los inversores. Pese a ello, frente a tanto político timorato, Teresa Ribera anuncia empleo verde como si de reconstruir España se tratara. Qué caro nos va a resultar tener una ministra tan visionaria.

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por JUAN NEIRA

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