Es cierto que parte de las propuestas de Podemos están en el programa socialista. Ahora bien, dudo que coincidan en el detalle de las mismas. Veamos dos ejemplos. Sobre el impuesto a la banca, tras la amenaza de deslocalización de un megabanco, el presidente del Gobierno se mostró muy evasivo, asegurando a los banqueros que la medida no se implementará a corto plazo. Segundo ejemplo: no consta que Pedro Sánchez esté dispuesto a subir el gravamen a las rentas que superen los 60.000 euros. De ser así, estaría incumpliendo uno de los principios expresados por Adriana Lastra: gravar solo las grandes riquezas y las grandes corporaciones. Nadie en su sano juicio consideraría que los ciudadanos que ganan 3.000 euros netos al mes forman parte del selecto grupo de las grandes riquezas. Hay una semejanza en la filosofía de los programas de ambos grupos, pero se diferencian en las concreciones. En el documento, ‘Dejar atrás la austeridad’, los ‘podemitas’ apuestan por derogar la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Es una medida de mucho calado que no está en el ideario del PSOE. Derogar dicha ley supone mandar un mensaje inquietante a la Comisión Europea, dando a entender que a partir de ahora España se desentiende de la lucha por la reducción del déficit público. Una senda segura hacia el abismo que ya anduvo y desanduvo el Gobierno griego.

Conclusiones a sacar de las palabras de Adriana Lastra. El Gobierno socialista va a hacer lo posible e imposible por sacar adelante los presupuestos de 2019. Mantiene la bandera de la izquierda, y desde esa postura está a la espera de lo que digan sus aliados de la moción de censura. En caso de rechazo, no será el PSOE quien salga chamuscado de las urnas.