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Juan Neira

LARGO DE CAFE

FACTURAS EN LOS CAJONES

La Sindicatura de Cuentas ha analizado la gestión económica correspondiente al año 2016 de los siete ayuntamientos asturianos que sobrepasan los 20.000 habitantes (Gijón, Oviedo, Avilés, Siero, Langreo, Mieres y Castrillón). La valoración en el caso de Oviedo, Avilés, Siero y Castrillón es desfavorable. La principal razón para merecer una calificación adversa proviene de las obras que se hacen o los servicios que se prestan sin que aparezcan reflejados en el presupuesto. Tampoco constan en cuentas específicas de la contabilidad municipal que están reservadas para reflejar actuaciones singulares que las circunstancias concretas de cada caso impidieron que pudieran ser anotadas en el presupuesto. La Sindicatura de Cuentas ha apreciado que el Ayuntamiento de Avilés gestionó un millón de euros en 2016 que pasó a formar parte de un limbo contable; en Castrillón, más de 850.000; en Siero, 627.000 euros. Por último, en el Ayuntamiento de la capital se elevó la cifra de obras y servicios fantasma a los 4,2 millones. En el informe, los ayuntamientos de Mieres y Langreo salen mejor valorados porque las obras o servicios sin contabilizar se reducen a cantidades simbólicas. En cuanto al Ayuntamiento de Gijón, la Sindicatura señala que es en el que mejor refleja la realidad de su gestión en el presupuesto.

Los equipos de gobierno de los cuatro ayuntamientos censurados deberían dar una explicación del desmadre contable con independencia de lo que diga la oposición. No es de recibo que las instituciones públicas incurran en prácticas de ese tipo cuando los dirigentes políticos dan la tabarra a diario con la famosa transparencia. El pacto de confianza entre administradores y administrados se rompe cuando las instituciones no se atienen escrupulosamente a las pautas legales. Hace muchos años, quizás treinta, hablando en la barra de un bar con uno de los políticos más importantes de la región, me dijo, entre risas, que «las administraciones somos las que más nos saltamos a la torera las normas». Tarde tiempo en darme cuenta que no era una frase dicha para epatar, sino el puro reflejo de la realidad.

En el año 2011, en la ceremonia de inauguración de la Feria de Muestras, el entonces presidente del Principado, Álvarez-Cascos, señaló que había encontrado al llegar al poder 211 millones de euros en facturas guardadas en los cajones. Cinco años más tarde, cuatro ayuntamientos gobernados por la izquierda no cambiaron de prácticas.

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por JUAN NEIRA

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