La Comisión Ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana (FSA) ha fijado la última semana de octubre para la celebración de las primarias en los municipios. Este proceso solo se desarrolla en los ayuntamientos con más de veinte mil habitantes (Gijón, Oviedo, Avilés, Siero, Mieres, Langreo y Castrillón). En los consistorios donde el alcalde es del PSOE, como ocurre en Oviedo, Avilés y Siero, lo más probable es que no haya primarias, porque si los alcaldes manifiestan su voluntad de volver a presentarse, el aspirante alternativo debe estar avalado por el 50% de la militancia. Me atrevo a descartar que se verifique esa hipótesis. En los otros cuatro municipios los aspirantes quedarán convertidos en candidatos si reúnen el 5% de los avales.
Proponer un porcentaje bajo de avales es apostar por la participación y la democracia, cosa que no pasaba en el anterior ciclo electoral, cuando se exigía un número altísimo de avales para competir. Al final, el aparato conseguía lo que buscaba: el falseamiento de las primarias sustituidas por el candidato único, que procedía, cómo no, del propio aparato del partido que se encargaba de reclutar los avales para el ‘tapado’. El caso más llamativo fue el de Gijón, donde el aspirante contrario al aparato, José Antonio Garmón, quedó fuera de la carrera electoral pese a reclutar 234 avales. José María Pérez quedó convertido en candidato único, con 800 avales debajo del brazo, conseguidos sin necesidad de despeinarse.
La dirección de la FSA establece como principal objetivo recuperar las alcaldías de Gijón, Langreo y Mieres. Nunca había mostrado tanta debilidad municipal el PSOE como en este mandato. Que las dos cabeceras de las cuencas mineras estén en manos de IU, cuando este partido no pasa por su mejor momento, es algo difícil de explicar. Sin embargo, aunque no lo confiesen, nada les resulta más doloroso que haber perdido la Alcaldía de Gijón y llevar siete años en la oposición. Desde las primeras elecciones municipales, el 3 de abril de 1979, el PSOE gobernó en la mayor ciudad de Asturias, por eso les costó tanto adaptarse al papel de partido opositor. En Langreo y Mieres, al fin y al cabo, gobierna un partido de izquierda, pero en Gijón hay un gobierno monocolor de Foro. Que la sociedad gijonesa sea tan plural fue algo que los dejó desconcertados. Pueden los socialistas recuperar las tres plazas fuertes que ambicionan pero no lo van a tener fácil. El primer paso será acertar con los candidatos.