La semana trajo inquietantes noticias sobre el proceso de descarbonización al que está abocada Asturias, como el resto de España, con la particularidad de que nuestra región será el territorio más afectado.
La ministra para la Transición Ecológica pronunció una conferencia en la que hizo alusión a un plan urgente para las cuencas mineras y las zonas en las que están ubicadas las centrales nucleares con riesgo de cierre. Por lo que se ve, Teresa Ribera está dispuesta a simultanear el cierre de térmicas de carbón y de centrales nucleares. En los planteamientos de la ministra las plantas de gas de ciclo combinado tampoco tienen el futuro asegurado. Viviremos del viento y del sol. Paraíso Natural.
Tiene su gracia la aclaración que hace sobre las centrales nucleares «con riesgo de cierre», porque ninguna está libre de riesgo. En los próximos 18 meses todas las nucleares deberán pedir al Gobierno la licencia para prorrogar la explotación porque alcanzan el límite de 40 años de actividad, y el programa electoral del PSOE dice que al llegar a las cuatro décadas de utilización deberán cerrar. Se habla de cierre ordenado, también llamado cierre sin tapujos.
La ministra
Vamos a lo nuestro que es el carbón. La ministra habló de compensar a las cuencas mineras con un programa de contratos de transición negociados con las Administraciones y los agentes económicos y sociales, pero dejó la oferta en una nebulosa. Como tantas veces ocurre, trajo a colación a países más avanzados que el nuestro –Alemania, Francia y Reino Unido– para decir que ya aplican esa medicina. No aclaró que a pesar de esos programas el principal input energético en Alemania sigue siendo el carbón, por delante de las renovables. En definitiva, el conocido método de decir verdades a medias.
La ministra sigue adelante con su modelo de descarbonización exprés, porque si presenta un plan urgente para paliar los efectos en las cuencas mineras es porque se mantiene la previsión de cerrar las térmicas a corto plazo.
Ribera cita a la Organización Internacional de Trabajo (OIT) para asegurar que por cada empleo destruido con la descarbonización se generarán cuatro con las energías limpias. Sin embargo, la Comisión Europea cifra en 160.000 los puestos de trabajo que se perderán en Europa, hasta 2030, con la renuncia a los combustibles fósiles, señalando a España como segundo país más afectado después de Polonia. Nadie con dos dedos de frente piensa que Asturias vivirá una época de reactivación del empleo con la transición energética.
El mercado del CO2, el ‘mercado de los humos’, una original creación europea para poner trabas a la industria, se ha empezado a tensionar. El precio de los derechos de emisión de CO2 sube como la espuma. Durante más de una década, el coste para poder emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera estaba en poco más de cinco dólares, y ahora anda por los veinticinco. ¿Por qué se produjo esa subida?
A la Comisión Europea el estancamiento del mercado del CO2 no le servía para nada. Las empresas pagaban por expulsar más CO2 y punto. Solución, redujo el volumen de CO2 que tiene derecho a emitir gratis cada instalación industrial y la factura se elevó. A partir de ahí empezó la especulación con los derechos de emisión, y el precio continúa ascendiendo.
Industrias asturianas, como las térmicas de carbón o las plantas de ArcelorMittal, ven como crecen sus costes y se estrecha el beneficio.
Recapitulemos. La ministra sigue con su plan acelerado de descarbonización; la Comisión Europea sitúa a España como segundo país más afectado por la transición a las energías renovables (Asturias es la región más dañada dentro de España); y expulsar CO2 a la atmósfera se ha encarecido sensiblemente para las principales industrias asturianas. La amenaza de la deslocalización se vuelve más real que nunca.
Frente a todo ello, el único aspecto realmente positivo es el cierre de filas dentro de la región para oponerse al cambio acelerado del mix energético. Hay unanimidad entre grupos políticos, empresarios, sindicatos y opinión pública. No pasarán.
Los cómplices
En el Congreso de los Diputados el panorama es radicalmente distinto. PSOE, Podemos, IU y Ciudadanos se manifestaron en contra de que el Gobierno tuviera alguna prerrogativa para autorizar o impedir el cierre de las térmicas. La izquierda intervencionista se viste de liberal y deja que Iberdrola cierre la central de Lada sin ponerle ningún obstáculo.
El ministro Nadal (último Gobierno de Rajoy) había planteado que las empresas ofrecieran las térmicas en el mercado, por ver si había algún comprador antes de proceder a clausurarlas. Ahora se acorta el procedimiento: se decide cerrar y se cierra. El siguiente paso será achatarrar las instalaciones.
La izquierda y Ciudadanos están a favor de la transición exprés, aunque en la larga precampaña electoral ocultarán este hecho entre una nube de mentiras. En la transición ecológica, Teresa Ribera no estará sola, la acompañarán los progresistas para recorrer el camino que lleva a una Asturias sin fuentes de energía y con una industria de reducida escala, lista para pasar el test de los humos. En el siglo XVIII, cuando éramos rematadamente pobres, todavía expulsábamos menos humo.