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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL DELIRIO DEL PRESIDENT

La digestión del aniversario del 1-O empujó a Quim Torra a emplazar a Pedro Sánchez: si a lo largo de octubre no hace una propuesta de autodeterminación para Cataluña, los nacionalistas dejarán de apoyar al Gobierno de España en el Congreso de los Diputados. En pleno delirio, el presidente de la Generalitat manifestó que «el Estado tiene una oportunidad para reengancharse a la democracia. La decisión es suya». Esto lo dice un señor que apoyó la aprobación de leyes que contravenían el dictamen de los servicios jurídicos del Parlament y resoluciones expresas del Tribunal Constitucional. Un tipo que gobierna cómodamente en Cataluña mientras el Parlamento se encuentra cerrado durante meses. Un individuo que no se atreve a ocupar el despacho oficial de los presidentes de la Generalitat para no ofender a Carles Puigdemont, que desempeña una suerte de jefatura vitalicia. Habla de reengancharse a la democracia un presidente que se atreve a animar a los Comités de Defensa de la República (CDR) a dar estopa y, luego, pretende que los Mossos d’Esquadra despejen la calle con las porras. Es un gobernante tan débil que ante las descalificaciones de los CDR se quita el agobio de encima poniendo la pelota en el alero de Pedro Sánchez.

Este sujeto no sabe nada de política. No hay un gobernante en el mundo que se avenga a cumplir un ultimátum lanzado por un dirigente regional, en público, porque su prestigio quedaría hecho girones. Al poner un mes de plazo, es la propia imagen de Quim Torra la que quedará hecha añicos en cuanto llegue noviembre. Imposible mayor estulticia. Como sólo habla, come, trabaja, ríe, llora, camina, se acuesta y se levanta con independentistas, cree que inventarse el derecho de autodeterminación para Cataluña es una bagatela, una concesión menor. Vive encapsulado, ajeno al mundo real.

La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, contestó a Quim Torra por el libro: “el presidente de la Generalitat no tiene que esperar al mes de noviembre para conocer nuestra respuesta; la contestación es autogobierno, sí; independencia, no”. La portavoz habló de distensión, diálogo y calma. Una vez gastado el cartucho del ultimátum, la Generalitat tendrá que analizar si prefiere inmolarse rompiendo relaciones con el Gobierno socialista, o si trata de arrancar alguna concesión que le permita apostar por una política posibilista. Enfrentados entre sí, los independentistas están a punto de iniciar el declive electoral.

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por JUAN NEIRA

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