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Juan Neira

LARGO DE CAFE

TERESA RIBERA Y JOSÉ LUIS ÁBALOS

La ministra de la Transición Ecológica desanda el camino de José Manuel Soria, aquel infausto miembro del Ejecutivo de Rajoy que tuvo que dejar aprisa y corriendo el Gobierno cuando se supo que tenía sociedades offshore en Panamá. En 2013, Soria puso un impuesto a la generación eléctrica y una tasa (céntimo verde) para el gas, el carbón y el fueloil. Aunque hablar de céntimos incita a pensar en calderilla, con el gravamen esperaba obtener cerca de 1.100 millones de euros, la mayor parte procedentes del gas. Pues bien, Teresa Ribera eliminó el impuesto a la generación y, ahora, hace lo propio con el céntimo verde, si bien éste último lo retira con carácter selectivo: el gas queda exento, pero el carbón seguirá soportando la tasa.

Al Principado le ha parecido muy mal la discriminación que sufre el carbón y ha mostrado un «total desacuerdo» al entender que pierde competitividad. Con la suspensión de impuestos y tasas salimos ganando todos los consumidores. No está de más apuntar que el mercado de la electricidad es un mundo de contrastes, ya que los que fabrican el producto son riquísimos y los demandantes pertenecen a todas las clases sociales, entre ellos la nómina íntegra de menesterosos. No existiría la problemática de la pobreza energética si fuera un bien de consumo voluntario, como los helados. Bienvenidas sean todas las supresiones de tasas, aunque encierren alguna injusticia en su aplicación. El Principado dice que el carbón pierde competitividad con respecto al gas. Seguro que tienen razón. Ahora bien, en un mercado tan intervenido como el eléctrico ¿cuántas medidas discriminatorias se toman? ¿Las primas para las renovables no perjudicaban al carbón? Desde la cumbre del clima en París (2015), la demanda de gas crece en la mayoría de los países avanzados. En Inglaterra, una de las naciones en que más se redujeron las emisiones de CO2, el consumo de carbón ha disminuido a la cuarta parte, en los últimos años, y el del gas se ha duplicado. No hay que olvidar que el gas provoca la mitad de emisiones.

Me parece bien que el Principado vigile de cerca a Teresa Ribera, porque esta ministra no se mueve por parámetros convencionales. Nunca un miembro del Gobierno le tuvo tanta ojeriza al carbón. Ya que hablamos de ministros, cuándo salta el Principado a la palestra para mostrar su «total desacuerdo» con Ábalos. Acaba de hibernar el plan de vías y el Gobierno asturiano se queda cruzado de brazos. Al tratarse de Gijón, silencio oficial.

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por JUAN NEIRA

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