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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL DESAMPARO DE ALCOA

La dirección de Alcoa ha anunciado el cierre de sus plantas avilesina y coruñesa, con despido del cien por cien de las plantillas. La empresa justifica la medida por el alto coste del suministro eléctrico, el elevado precio de su principal materia prima (alúmina) y el efecto que tiene en el mercado del aluminio la sobrecapacidad de producción de China. No es la primera vez que la dirección de Alcoa se queja de los elevados costes de producción, especialmente del precio de la electricidad. Un problema que el Gobierno de Rajoy fue capeando a base de poner parches, dando bonificaciones por el consumo eléctrico a través de subastas. Como todo lo que tiene que ver con nuestro modelo intervenido de energía, es un mecanismo tortuoso que impide planificar la producción y sólo garantiza un determinado nivel de costes durante unos meses hasta que llega la siguiente subasta.

El Gobierno quedó sorprendido por el cierre. No será por falta de antecedentes. La empresa anunció la misma medida hace cuatro años, pero luego desanduvo el camino. Cuando se vive en Babia se lleva uno sorpresas. A la ministra de Industria, Reyes Maroto, solo le hemos conocido una declaración, sobre la fiscalidad del diésel, que contradecía lo afirmado por Pedro Sánchez, viéndose obligada a rectificar apresuradamente. Desde entonces se atiene al refranero: en boca cerrada no entran moscas. Su colega Teresa Ribera, hizo unas declaraciones antológicas: «Algo no cuadra en la decisión, de las tres plantas (Alcoa tiene tres plantas en España), cierran las dos en que no han hecho inversiones». Y agregó, «más bien parece que (la decisión) está centrada en la propia estrategia de la empresa de abandono de inversiones». Así que la ministra de la Transición Ecológica descubre ahora que las empresas abandonan las plantas que están obsoletas y que las decisiones responden a estrategias de empresa. Definitivamente subió el precio del pan.

Está claro que el Gobierno de Sánchez, como el de Rajoy, carece de política industrial, más allá de propiciar cierres en instalaciones que colaboren al efecto invernadero. La deslocalizaciones de industrias, tan advertidas como temidas, se hacen realidad en Avilés. Entre el incendio en las baterías de cok y el cierre de Alcoa bien merece recibir las ayudas propias de las zonas siniestradas. En cuanto al Gobierno, preocupado como está por la deslocalización de osarios, debería saber que los territorios valen lo que valen sus empresas.

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por JUAN NEIRA

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