En el Parlamento se debatieron y votaron las resoluciones propuestas por los grupos políticos como colofón al debate sobre el Estado de la Región. Una sesión meramente declarativa, por no decir abiertamente retórica, pero que sirvió para mostrar el ánimo con que los diputados encaran los siete meses que restan hasta las elecciones.
Hubo acuerdo en rechazar el cierre de Alcoa, en apoyar a la industria asturiana ante la amenaza de la descarbonización exprés, o en pedir al Gobierno de Pedro Sánchez la finalización de la variante de Pajares, la recuperación de la autopista del mar o el desarrollo del plan de vías de Gijón. Por cierto, con respecto a este último asunto, menos mal que el Parlamento se acordó del plan de vías, porque desde que José Luis Ábalos se inventó la necesidad de realizar un estudio informativo, de dos años de duración, como forma de frenar la ejecución de un proyecto de 814 millones de euros, el Principado había guardado un respetuoso silencio, como si no fuera una de las tres administraciones concernidas en el asunto. Mucho llenarse la boca hablando de liderar esto y lo otro, pero cuando surge algo relacionado con Gijón, miran para otro lado.
En la defensa de las resoluciones se volvió a constatar que los tres grupos de izquierda siguen mal avenidos. Podemos sometió a consideración de la Cámara la implantación de una red universal y gratuita en la etapa educativa de cero a tres años. El PSOE votó en contra. El mismo desencuentro que en el pasado otoño. Aunque todo indica que el Gobierno de España va a relanzar el proyecto el próximo año, y teniendo en cuenta el prisma aportado por Gaspar Llamazares sobre el paso dado en el País Vasco integrando a los niños de dos años en la segunda etapa de Infantil –de tres a seis años-, no creo que sea ningún disparate la propuesta de Podemos. Presentarla como un gasto desorbitado es una falacia, y nadie ha hablado de implantarla en toda Asturias a la vez. La red de centros de salud no se realizó de un año para otro. Ni de un lustro para otro. Más allá de este contencioso, la sintonía entre PSOE y Podemos es inexistente. No cabe rasgarse las vestiduras porque fue así desde 2015; lo extraño es que cambiara de un día para otro sin que hubiera ningún elemento nuevo. Estoy seguro que tras las elecciones de mayo, con candidaturas renovadas, la relación entre los partidos de izquierda dará un cambio sustantivo. Las incompatibilidades personales son el mayor obstáculo para ponerse de acuerdo en las ideas.