En la sesión parlamentaria de preguntas al presidente se conocieron algunos datos de interés sobre el proyecto de presupuestos. Podemos había pedido la demanda de un mayor gasto sanitario con la contratación de trescientas nuevas plazas. Ante el pleno de la Cámara, Javier Fernández afirmó que no era una propuesta realista debido al elevado gasto de personal que ya tiene que asumir el Principado para el próximo año. Y lo detalló: el aumento del salario de los funcionarios, que rige a escala estatal, implica 40 millones de euros; la reducción de las horas lectivas del profesorado supone 19 millones de gasto (como la jornada de los alumnos no cambia, habrá que contratar a más docentes); la implantación de la jornada de las 35 horas semanales para el funcionariado representa otros 14 millones (también hay que contratar más personal porque la carga de trabajo no va a descender); el segundo nivel de la carrera profesional de los empleados públicos implica un aumento de gasto de 19 millones (el segundo nivel se alcanza con el paso de los años). Algo más de 90 millones, en conjunto.
Una cantidad de dinero muy elevada de la que no saca ningún beneficio la sociedad. Es importante subrayar que la ciudadanía no obtiene ninguna ventaja, porque es ella la que financia todo ese montón de dinero con el pago de los impuestos. Hace muchos años que ningún político levanta la voz por los sueldos que tiene que pagar la Administración. Nadie discrepa, ni los que están en el Gobierno ni los que se sientan en los escaños de la oposición. Gobierno y Parlamento acatan las exigencias económicas y sociales del personal que trabaja en la Administración autonómica. La carrera profesional no retribuye nada. Se cobra por acumulación de años de servicio y la verificación de algunos requisitos muy fáciles de cumplir ya que todo el personal disfruta de ese complemento. La generalidad de los políticos y los funcionarios saben que es un paripé, pero está prohibido criticarlo en público.
Javier Fernández no despejó la incógnita sobre la elevación del impuesto sobre las hipotecas, demandada por IU. Se limitó a decir que sólo aportaría 3,6 millones de euros, así que no estamos en un paraíso fiscal. Que compare el tramo autonómico del IRPF con el de otras regiones y, luego, hablamos. Hace falta que algún grupo político se atreva a discrepar de esta ceremonia de la confusión para que se vea que la carrera profesional de unos conlleva la carestía de las hipotecas de otros.