DIFÍCIL ACUERDO
La negociación sobre el proyecto de presupuestos del Principado para 2019 no progresa adecuadamente. Pese al buen ambiente creado al principio de las conversaciones, entre el Gobierno regional y los partidos de izquierda, el diálogo ha entrado en zona de arrecifes. El Principado está dispuesto a asumir el aumento del graven tributario sobre las hipotecas, que aportará tres o cuatro millones en las arcas públicas. Con esta medida se ganaría el apoyo de IU, partido que solicitó la elevación del tributo. En realidad, con el voto de los diputados de IU puede el Gobierno contar desde el inicio, porque hace un año apoyaron el proyecto de cuentas regionales sin que la consejera de Hacienda tuviera que cambiar una coma. Tanto en la sesión de investidura –al empezar el mandato– o en la votación de los presupuestos anuales, los diputados de IU actúan como si sobre sus hombros recayeran responsabilidades de Estado. Son muy predecibles, lo que no deja de ser una virtud.
La amenaza de encallamiento de las negociaciones procede de los encuentros entre socialistas y podemitas. Hay varios asuntos en los que friccionan las posturas de los dos grupos. Desde Podemos pidieron un aumento de la plantilla de Sanidad para acabar con las listas de espera, auténtica lacra de la gestión sanitaria. Cifraron en 367 las contrataciones a realizar.
El Gobierno socialista va a aumentar los empleos, pero no será para reducir las listas de espera ante operaciones quirúrgicas, pruebas diagnósticas o consultas de médico especialista, sino para adaptar el trabajo de hospitales y centros de salud a la jornada de 35 horas. Habrá más gente trabajando, aunque no cabe esperar mejora de las prestaciones, porque el número de horas per cápita disminuye. También disienten sobre las tasas universitarias; Podemos recoge las demandas de los estudiantes y quiere que el precio de las matrículas tenga una sustancial rebaja, entre el 36% y el 55%.
El Principado ofrece una disminución del 5% al 10%. Por último queda el famoso asunto de la red de escuelas infantiles de cero a tres años, en que no se ponen de acuerdo sobre lo que se debe pagar y quién lo debe pagar. El partido morado habla de garantizar la gratuidad para las rentas bajas. Podría ser un punto de encuentro en un asunto que está enquistado desde hace un año, pero no parece que sea así. Los antecedentes no empujan hacia el optimismo. Las diferencias entre los dos grupos persisten. Pero, quién sabe, a lo mejor hay sorpresas.