Podemos e IU han presentado una iniciativa parlamentaria para reformar el Estatuto de Autonomía con la finalidad de convertir a la llingua asturiana en lengua oficial de la comunidad autónoma. Sometida la propuesta a consideración de la Junta General del Principado, los únicos votos a favor fueron los de los grupos proponentes, posicionándose en contra el resto de partidos (PSOE, PP, Foro y Ciudadanos).
Las instituciones políticas en España no pasan por el mejor momento. Su reputación cotiza a la baja, arrastradas por una dinámica basada en el oportunismo partidario. La Junta General del Principado se inscribe en esta corriente general, a la que ella aporta motivos propios para el descrédito, como la escasa laboriosidad, el gusto por lo anecdótico, y la desconexión con los problemas de la sociedad. Los diputados harían bien en abandonar los gestos para la galería y centrarse en lo que toca. A cuatro meses de que se disuelva el Parlamento proponer una reforma estatutaria que cambie el régimen lingüístico de la región es pura frivolidad. No es un tema menor, susceptible de ser tratado con la habitual rutina parlamentaria. Este asunto retornó a la agenda política por el cambio de postura del PSOE en el último congreso. El actual secretario general, Adrián Barbón, dijo que la cooficialidad de la llingua estará en el programa electoral y se debatirá en la próxima legislatura. Sin el apoyo de los socialistas, la propuesta no pasa de ser un mero gesto testimonial. Todo esto lo saben Podemos e IU pero lo plantean con el objetivo electoral de hacer visibles las contradicciones entre el Gobierno socialista y su partido. Un pellizco y una pérdida de tiempo.
El debate sirvió a las estrategias de los dos partidos de izquierda y del PP. Éste ya había anunciado que haría de la lucha contra la cooficialidad el tema estrella de la campaña electoral. Desde la tribuna parlamentaria, Cherines aprovechó la ocasión y tras argumentar en contra de la cooficialidad, desveló que es víctima de una campaña de insultos basada en el anonimato. Hagamos lo que esté en nuestras manos para que impere la cordura. En los programas electorales cada partido debe poner lo que piensa hacer al respecto y, con cuatro años por delante, se debe abrir un gran debate público para someter, luego, la cooficialidad a consulta orientativa de todos los asturianos mayores de edad. Siguiendo ese método los diputados tendrán más elementos de juicio para legislar con ecuanimidad.