Mañana termina el plazo para llegar a un acuerdo sobre el proyecto de presupuestos para 2019, dado que el Gobierno regional ha anunciado que el martes registrará el proyecto en la Junta General del Principado.
En la práctica parlamentaria asturiana no es habitual llegar a acuerdos tras haber depositado el proyecto en la Cámara, porque los grupos políticos ponen siempre como excusa la imposibilidad de mover los ingresos tributarios una vez iniciado el trámite parlamentario.
La costumbre dice que si la negociación no llega a buen puerto, se suelen presentar enmiendas a la totalidad de las cuentas que resultan, luego, aprobadas en el pleno, dando paso a la prórroga presupuestaria.
Como el pasado año, la viabilidad o no del presupuesto se reduce al acuerdo o desacuerdo entre dos fuerzas políticas, PSOE y Podemos. Hay seis grupos parlamentarios abriendo el abanico de las alianzas, pero el Gobierno de Javier Fernández ha dicho que sólo contempla la posibilidad de llegar a pactos con las fuerzas de izquierda (Podemos e IU).
En seis años y medio en el poder, Javier Fernández no ha logrado nunca aprobar los presupuestos bajo la fórmula de una alianza de izquierdas. Lo más parecido a ese esquema de fuerzas fue la aprobación en 2012 de los presupuestos con ayuda de IU y UPyD: el pacto del centroizquierda. A partir de entonces la única fórmula que le ha funcionado ha sido el acuerdo con el PP. Fuera de la entente con Cherines, todo lo demás han sido prórrogas.
Veto al PP
Hago esta observación para extraer una conclusión: la experiencia indica que cuando el Gobierno socialista excluye al centroderecha del acuerdo presupuestario, las probabilidades de evitar la prórroga tienden a cero.
No se entiende que el Gobierno asturiano hable de la importancia crucial del presupuesto, si previamente dio portazo al centroderecha que era el socio más fiable para aprobar las cuentas de 2019.
Todo indica que pesa más la ortodoxia ideológica de las alianzas que la posibilidad de sumar más recursos para la sanidad, la educación o los servicios sociales.
El Principado tiene la certeza de contar con el apoyo de los cinco diputados de IU. Ambos partidos, PSOE e IU, gobernaron juntos en Asturias a lo largo de dos legislaturas y la fórmula se hubiera prolongado en el tiempo si no hubiera vuelto Cascos a la política.
Posteriormente, la entrada en la escena de nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, convirtió la entente PSOE-IU en un pacto de mayoría simple. Hace falta una tercera pata para alcanzar la mayoría de izquierdas, de ahí el papel crucial de Podemos.
La negociación apura las últimas horas del plazo fijado, cumpliendo con las tradiciones de la negociación presupuestaria, que se ha convertido en la principal actividad del curso parlamentario. Luego, vienen las interminables vacaciones de Navidad que se extienden hasta bien entrado febrero.
Fricciones
Hasta el momento, la sanidad y la educación –universitaria e infantil– constituyen los asuntos principales de discrepancia.
Un año más hay que subrayar que las inversiones productivas no se hacen un hueco en la negociación. Sobre la mesa hay una propuesta de ochenta actuaciones territoriales, pero es un mero elemento de acompañamiento.
Es una contradicción flagrante afirmar que la primera prioridad del Principado es la creación de empleo y, a continuación, olvidarse del recurso más eficaz que hay para relanzar la actividad económica.
Nos pasamos la vida hablando del déficit de infraestructuras y maldiciendo el estado en que se encuentran las carreteras, pero a la hora de asignar recursos los desviamos hacia otros objetivos.
También llama poderosamente la atención que las controversias en sanidad y educación se reduzcan a la contratación de personal o a la accesibilidad de las prestaciones (la matrícula en los grados universitarios o las plazas en Educación Infantil).
Me parece más importante la racionalización de la gestión sanitaria, como plantea Podemos, que la contratación de más personal para que nadie supere las 35 horas de trabajo a la semana. Entiendo que esto último sea una conquista sindical, pero los intereses generales de la región no se benefician con ello. El proyecto de presupuestos ya contempla cerca de 90 millones de euros en mejoras económicas para el personal, sin que redunden en beneficio para la sociedad.
Con respecto a la Universidad de Oviedo se negocia una rebaja de las tasas de matrícula para los estudiantes, pero la investigación no tiene suficiente entidad para entrar en la agenda de la negociación presupuestaria. Sobre la red educativa de cero a tres años ya quedó dicho todo el año pasado.
Reparto
La crisis económica hizo que la gestión política se orientara al reparto de dinero. Gobernar es subvencionar. No se conciben proyectos transformadores ni siquiera se hace política social, simplemente se subvenciona al que hace cola. A nadie le enseñan a manejar la caña, basta con darle un pez en mano.
En la negociación presupuestaria sólo está en juego el beneficio que pueden sacar los partidos de cara a las elecciones. En cuanto a las cuentas no nos hagamos ilusiones, del reparto del gasto corriente no va a sacar ningún fruto Asturias.