Pedro Sánchez ha hecho un balance de sus siete meses de presidente. Estructuró su discurso sobre tres ejes: regeneración democrática, recuperación económica y cohesión social. El primer eje está relacionado con la moción de censura que lideró y le llevó al poder sin necesidad de ganar elecciones ni triunfar en una sesión de investidura. En el primer trimestre del mandato quedaron dos ministros apeados del Gobierno por irregularidades fiscales o académicas (Huerta y Montón); posteriormente, otros cuatro quedaron marcados: dos por acogerse a sociedades instrumentales para pagar menos a Hacienda (Calviño y Duque), otro por ser multado al usar información privilegiada (Borrell), y el cuarto por ocultar patrimonio inmobiliario en la declaración oficial de bienes (Celaá). Por último, no se llegó a esclarecer si la tesis doctoral de Pedro Sánchez fue fruto de una investigación personal o producto de un trabajo colectivo. Si corremos un tupido velo sobre la regeneración democrática haremos un favor al presidente.
Sánchez afirmó que hubo más avances en sus siete meses en la Moncloa que en los siete años de Rajoy. Al hablar de la recuperación económica subrayó el liderazgo de España en progreso económico dentro de la UE. Es cierto el PIB aumentó en los dos últimos trimestres del año con Sánchez, pero antes se había elevado, ininterrumpidamente, doce trimestres con Rajoy, y con una mayor cuota de crecimiento que en el breve periodo que lleva el dirigente socialista al frente de la nación. También se refirió a la apuesta por la ciencia y la investigación. En ese apartado suspendemos con él y con Rajoy. La prudencia debería aconsejarle a no profundizar en la cuestión.
Sobre la cohesión social fue muy claro: el Gobierno se dedicó a redistribuir el crecimiento. Aunque parezca una cuestión de matiz, yo diría que se dedicó a dar alegrías, como el incremento de las pensiones en el 1,6% o de los salarios de los funcionarios en 2,2%, pero no explicó cómo se sostienen esos pagos. Acabamos de conocer que la deuda externa española (pública y privada) supera por primera vez los dos billones de euros. En el primer trimestre de Sánchez se elevó en 9.000 millones. Cuando toque pagar la factura de la fiesta no estará Sánchez en el poder: después de mí, el diluvio. En el plano puramente político se puso de garante ante cualquier pérdida de derechos en Andalucía por culpa de Vox. A mí me preocupan más los que pierdan todos los españoles por su alianza con Quim Torra.