Los grupos de la oposición critican el discurso de fin de año de Javier Fernández. Discrepan sobre el papel desempeñado por el Gobierno socialista en los tres grandes asuntos abordados en el mensaje oficial: la amenaza para la industria de la descarbonización del modelo energético, el declive demográfico y la financiación autonómica. Hay una coincidencia generalizada en que el responsable de los peligros surgidos con la transición energética es el Gobierno de Pedro Sánchez, una realidad que no explicitó el presidente regional en el discurso. Cuando los gobiernos de España y de Asturias son del mismo signo político, resulta muy difícil criticar desde la Presidencia del Principado las directrices del Gobierno de España, aunque en este asunto concreto Javier Fernández estuvo más activo que en otros problemas surgidos a lo largo de sus dos mandatos. No obstante, la experiencia indica que la mera discrepancia entre gobiernos no sirve para solucionar los problemas cuando el territorio perjudicado es una comunidad autónoma uniprovincial de un millón de habitantes. Rajoy dejó de invertir en Asturias y no pasó nada. O se hace un frente común entre Gobierno, oposición, patronal, sindicatos y otras fuerzas sociales, que apele a la movilización ciudadana, o lo que ocurre en Alcoa se volverá a repetir con otras factorías.
El declive demográfico constituye una sangría dramática. Un territorio de viejos es, en sí mismo, una región fallida. Asombra la tranquilidad con que la clase política asturiana ha observado este fenómeno durante las últimas décadas. Cuando no queda otro remedio se debate un rato en el Parlamento sobre la conveniencia de potenciar las guarderías y a otra cosa mariposa. Todos los partidos, con la excepción de Foro, se niegan a dar ayudas directas para aumentar la tasa de natalidad, confiando en el efecto taumatúrgico que tendrá un hipotético ciclo económico de creación de empleo. Entre 1995 y 2008 creció el PIB y el empleo, pero el diferencial entre muertes y nacimientos se mantuvo constante. El Gobierno socialista aprobó un plan demográfico, como si la mera aprobación de planes sirviera para frenar la sangría. No basta con realizar cumbres autonómicas sobre la problemática de la llamada ‘España vacía’, hay que aplicar medidas urgentes de impacto.
Sobre la financiación autonómica no hay nada que reprochar, ya que los presidentes Rajoy y Sánchez la han sacado de la agenda política. Patalear no es hacer política.