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Juan Neira

LARGO DE CAFE

VOX Y LA POLÍTICA DEL VETO

El líder andaluz de Vox anuncia que su partido no apoyará la formación del nuevo gobierno, PPCiudadanos (C’s), si no retira el apoyo presupuestario a las medidas que desarrollan el pacto sobre la violencia de género. Francisco Serrano habla de «dictadura de género» y señala que su partido está a favor de ayudar a todas las personas que sufran violencia en el ámbito familiar sin diferenciar si el agresor es hombre o mujer. La conocida tesis polémica de Vox. PP y Ciudadanos afirman que no cambiarán ni una coma del programa pactado entre los dos partidos para gobernar. Todo esto sucede cuando faltan dos semanas para la sesión de investidura.

La atención política está volcada en Andalucía donde la derecha tiene su oportunidad tras 36 años de gobierno socialista. El hecho de que Vox tenga un protagonismo destacado en la gobernabilidad de la región multiplica el interés por lo que sucede en esa tierra. Desde la noche electoral la izquierda despliega una campaña virulenta hacia el partido de Santiago Abascal. Más allá de la importancia que tenga el debut parlamentario de una formación que cuestiona diversos dogmas de la política española (la competencia de las comunidades autónomas sobre los principales servicios públicos, la legalidad de la interrupción voluntaria del embarazo o la ley de violencia de género), la censura a Vox tiene como principal objetivo evitar que haya una mayoría de derechas en la Cámara para investir como nuevo presidente a Juan Manuel Moreno, candidato del PP. La estrategia de la izquierda consiste en explotar las contradicciones ideológicas, políticas y programáticas que tienen PP y Ciudadanos con Vox para frustrar el cambio político. Muy torpes tienen que ser los líderes de las tres formaciones para caer en esa trampa.

Conviene recordar tres cosas a los grupos de derechas. Si no son capaces de votar juntos en la sesión de investidura la decepción que causarán a su electorado será mayúscula, con efectos funestos para ellos en las elecciones que se celebrarán en trece comunidades autónomas el 26 de mayo. Vox debe asumir que su discrepancia con el Partido Popular y Ciudadanos tiene que cursar más por la vía de las enmiendas parciales que de la enmienda a la totalidad o el veto. Por su parte, PP y C’s tienen que entender que Vox no es un partido satélite que se limita a refrendar lo que ellos decidan. Los tres están obligados a negociar.

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por JUAN NEIRA

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