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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL GRAN PROBLEMA DE ASTURIAS

La pérdida de 6.716 habitantes en Asturias, entre el primer día de 2017 y el de 2018, supone un cambio en el censo oficial por el que se regirán las elecciones autonómicas y municipales del próximo mes de mayo. Al disminuir la población, algunos ayuntamientos perderán concejales, elevándose a 14 la reducción de ediles.

Para los ciudadanos que no somos concejales, los que votamos pero no sacamos ningún beneficio de las urnas, lo verdaderamente dramático es que siga imparable el declive demográfico. Particularmente llamativo es el caso de las cuencas mineras, con Mieres y Langreo por debajo de los 40.000 habitantes. Y qué decir del Occidente de la región, con Valdés, Navia, Tapia de Casariego, Vegadeo, Cangas de Narcea, Tineo, Salas, Ibias, Pravia o Cudillero, perdiendo población de diez en diez, de cien en cien, de trescientos en trescientos. No es distinto el panorama en el Oriente, con Cangas de Onís, Ribadesella, Llanes, Parres, Piloña, Villaviciosa o Colunga, recortando el censo. Los grandes municipios del centro no son una excepción en la racha negativa: no se salvan ni Siero ni Llanera. Entre los tres más poblados es especialmente doloroso el hundimiento de Avilés que pierde tres habitantes menos que Gijón y Oviedo juntos. No merece la pena detenerse en los casos concretos, porque en toda Asturias hay más del doble de muertes que de nacimientos.

No hay ningún país en el mundo que compagine crecimiento económico y declive poblacional. La población crece en Francia, Reino Unido, Holanda, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Suiza o Austria. También lo hace en Canadá o Australia. Y dejo para el final a EE UU, que es el país con mayor crecimiento demográfico de todos los citados. En Japón, la economía lleva estancada muchos años (acuérdense de aquella ‘década perdida’ de los japoneses) y la población también. Por cierto, en España se produjo un aumento de 150.848 habitantes, mientras en nuestra región disminuyó en 6.716.

Asturias podrá prosperar sin carbón, sin subvenciones, sin gobiernos competentes, sin presupuestos centrados en el gasto corriente, sin jubilaciones doradas, sin reformar el Estatuto de Autonomía, sin fundar el área metropolitana, sin cooficialidad lingüística, sin las deudas de Sogepsa, sin la Zalia que no vende parcelas, sin las tres circunscripciones electorales, sin el ensimismamiento universitario, pero nunca, nunca, podrá avanzar sin detener el declive poblacional.

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por JUAN NEIRA

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