Pablo Casado cumplió con el calendario: el once de enero aterrizó en Asturias para presentar los candidatos a la Presidencia del Principado y a la Alcaldía del Ayuntamiento de Oviedo. El plazo no admitía prórrogas porque el próximo jueves empieza la convención del PP donde se vestirán de largo todos los candidatos autonómicos y a la Alcaldía de las capitales de provincia. Como Asturias quedó para el final, los nombres hubo que elegirlos a prisa y corriendo sin dar oportunidad a que el partido los digiera. La improvisación se notó en el acto, en las poses, los corrillos y las intervenciones. Fuera de ese guion hay que dejar el impecable discurso de Pablo Casado, un tipo que reúne todas las condiciones para triunfar en política, por seguridad en sí mismo, simpatía, naturalidad, facilidad de palabra, bagaje cultural y capacidad de persuasión. Para mí solo tiene un defecto: se parece mucho al candidato de Ciudadanos. Mientras Casado hablaba de la descarbonización me acordé de aquella vez que llegó Pedro Sánchez a Langreo, y entre las urgencias y la ignorancia prometió a la gente del valle del Nalón que impediría la «deslocalización de la planta de Hunosa».
Teresa Mallada se puso delante de la militancia del PP, que llenaba el espacio elegido para el acto, dispuesta a demostrar las ganas que tiene de luchar por la candidatura del partido. Habló de ilusión, trabajo, diálogo, sin entrar en más honduras porque sabía que detrás de ella tomaría la palabra Casado para realizar una intervención de envergadura, abordando las múltiples facetas de la problemática asturiana y la española. Mallada dijo lo que la gente quería oír. El problema estuvo en el código gestual. Antaño en los colegios enseñaban que polos del mismo signo se repelen. La mejor manera de comprobarlo en el laboratorio es ubicar juntas a ‘Cherines’ y Mallada para ver cómo se evitan, se ignoran y aplauden de forma desacompasada. Pensar que van a hacer un tándem para las elecciones, aparato del partidocandidata electoral, son ganas de pedir peras al olmo. La cara seria, grave, de los colaboradores de ‘Cherines’ propiciaba el equívoco de confundir la presentación de Mallada con un pésame. Más de quince días no pueden durar estas disfunciones.
Alfredo Canteli leyó un texto sencillo, directo, donde se presentó como aspirante a gestionar el Ayuntamiento de Oviedo. Habló de mayorías absolutas. Ya no estamos en esos tiempos, pero el bloque de la derecha debe marcarse ese objetivo.