Por su parte, Gaspar Llamazares convocó una rueda de prensa para justificar su sorprendente dimisión como diputado. Criticó duramente a Alberto Garzón, calificando de caza de brujas la operación emprendida en su contra. No es la primera vez que Llamazares ataca los métodos del líder máximo de IU. El interés de su comparecencia estaba en clarificar su posición política y mostrar los planes que tiene para el futuro inmediato. Al parecer, está en contacto con Íñigo Errejón y Manuela Carmena para levantar una nueva alternativa de izquierdas que definió como “seria, amable y constructiva”. A la vez, a escala europea pretende trabajar en pos de una alianza con Varoufakis, aquel ministro de Economía de Alex Tsipras que estaba convencido de que la Grecia arruinada podía echarle un pulso a la Comisión Europea. Me parece de todo punto incoherente criticar a Podemos en España y tener de socio a Varoufakis en Europa. El retorno a la política española y la excursión europea las planea Llamazares desde la plataforma, Actúa. A su vez, pretende seguir como militante de base de IU en Asturias.

Siempre he apreciado en Llamazares su seriedad y su experiencia política. En la actual legislatura, fue de largo el mejor diputado del Parlamento asturiano. Ahora bien, en el corto periodo de cuatro meses es imposible ayudar a IU de Asturias, montar una plataforma electoral con Errejón y compañía, y asociarse con Varoufakis. Son tres líneas políticas distintas en tres escenarios diferentes y, jugando en los tres en primera línea.