PODEMOS SE ASOMA AL ABISMO
La dimisión de Ramón Espinar de la jefatura de Podemos en Madrid, del escaño en el Parlamento autonómico y del cargo de senador ha disparado las alarmas en el partido morado. Se va para casa un dirigente de la más estrecha confianza de Pablo Iglesias, que más de una vez puso voz a los desnortados mensajes del número uno. El edificio levantado en los últimos cinco años puede venirse abajo. Los máximos dirigentes de Podemos en diez regiones –Daniel Ripa entre ellos– se han reunido en Toledo para analizar la situación. De la cita salió un mensaje que para la historiografía de Podemos quedará registrado como ‘la declaración de Toledo’. Pese a su brevedad, el texto no renuncia a la retórica, «Europa nos mira», ni a apropiarse de símbolos (8-M) y generaciones (padres, abuelos) que no son patrimonio de Podemos. Eliminada la hojarasca, su sentido es nítido: es el tiempo de la responsabilidad, de cooperar y no de competir. La dirigencia de Podemos se asoma al abismo y siente vértigo. Las dimisiones y reubicaciones de los líderes, a cuatro meses de la cita con las urnas, pueden dar paso al descalabro electoral. La experiencia enseña que la desafección del electorado es la antesala de las crisis internas. En este caso estaríamos hablando de la fatal agudización de una crisis que ya resulta visible por los cuatro costados de la organización.
Con llamadas a la unidad no se apaga el incendio. Hace falta un mínimo análisis que permita poner orden. El fichaje de Errejón por Más Madrid, plataforma electoral de Manuel Carmena, no habría hecho temblar las paredes del templo podemita si no estuviese precedido de un cúmulo de errores, autoritarismos, fiascos electorales y pactos equivocados. Una serie de decisiones que llevan la firma de Pablo Iglesias, un líder que sabe mucho más de excluir que de integrar.
Podemos debe corregir el rumbo. Tienen que actuar ya o el varapalo electoral les dejará sin margen de maniobra. Algo habrá hecho mal la dirección de Pablo Iglesias cuando las famosas confluencias recelan de Podemos y las organizaciones territoriales del partido morado discrepan de las directrices del líder. Hasta la abuela de la política española, la alcaldesa de Madrid, no quiere saber nada del general que tiene Pablo Iglesias en el armario para adosarlo a cualquier lista electoral. Iglesias debe entonar el ‘mea culpa’ sin refugiarse en la inactividad de la baja paternal, un asunto que en Podemos es tan sagrado como el ‘shabat’ para los judíos.