Pedro Sánchez escogió armas para batirse con las elecciones generales por delante, y las autonómicas y municipales a modo de segunda vuelta para venganza de líderes y votantes arrepentidos.
Políticos y observadores se preguntan si mereció la pena formar gobierno para disolver las Cámaras antes de los nueve meses. Desde la perspectiva de los intereses generales las opiniones están encontradas, pero desde la óptica de Pedro Sánchez y del PSOE no hay duda de que fue un acierto.
En el pasado mayo, las encuestas sobre intención de voto situaban a los socialistas en tercer o cuarto lugar. En toda la etapa democrática nunca había bajado el PSOE del segundo puesto. La casa del pueblo amenazaba ruina cuando Sánchez entró en el palacio.
Favorito
A los tres meses de estar al frente del Gobierno ya lideraba las encuestas. Aunque en política, en dos meses y medio, pueden pasar muchas cosas, el PSOE parte como favorito para ganar las elecciones generales y las autonómicas en Asturias. Formar gobierno ya será otra historia. Véase Andalucía.
La llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa propició la guerra interna en el PP por el liderazgo, mientras Podemos quedaba reducido a una “oenegé”, dedicado a negociar la extensión de beneficios sociales entre la población sin ganar capital político. Pedazo de estadista, este Iglesias. En cuanto a Ciudadanos, que se encontraba muy cómodo con Rajoy de presidente, es bien conocido que se quedó sin guión con el retorno de los socialistas al poder.
Tras la moción de censura, de los cuatro partidos grandes del Parlamento, uno empezó a subir en las encuestas (PSOE) y los otros tres a bajar (PP, Podemos y Ciudadanos). La maniobra le salió redonda a Pedro Sánchez.
Imagen
La estrategia de Pedro Sánchez fue supeditar todas las acciones del Gobierno a la ganancia de imagen. La operación con el buque Aquarius no significaba, en modo alguno, un cambio en la política hacia los inmigrantes, sino un rentable gesto de solidaridad ante la opinión pública española y europea.
La misma composición del Gobierno, con una mayoría de mujeres que no tiene precedentes en la política europea, demuestra la audacia del presidente para roturar un terreno fértil en votos. La misma filosofía que Enrique IV: “París bien vale una misa”.
El paso de los meses y la inexorable limitación de los 84 escaños hicieron que el Gobierno empezara a sufrir desgaste. A los flamantes “referentes sociales” convertidos en ministros se les atragantó la declaración de renta y el edulcorado expediente académico. Es mucho mejor rodearse de políticos que de una tropa de diletantes.
El rechazo de los presupuestos supuso el abrupto final de la legislatura. Rivera habló del “fin de la escapada”, pero nunca una breve aventura fue tan fructífera para un dirigente político.
El derribo de los presupuestos a cuatro manos, entre las derechas y los independentistas, brinda a Sánchez la oportunidad de resituarse en el centro de la escena política, tras pasarse tres años corriendo hacia la izquierda detrás de Podemos.
Quiero hacer un paréntesis para decir que estos juegos de imagen tienen un barniz de frivolidad, tras el cual se oculta lo único realmente alarmante de este mandato: los verdaderos problemas se pudren.
La sostenibilidad de las pensiones ha desaparecido de la agenda política, la deuda pública está incontrolada (subió más de 26.000 millones en un año) y la productividad lleva cuatro trimestres cayendo, tras veinte años creciendo la mitad que en Europa. Estos asuntos ni siquiera han llegado a la mesa del Consejo de Ministros.
La famosa política social de Sánchez -o de quien sea- es papel mojado sin hacer financiable las pensiones, sin embridar las deudas e invertir la curva de la productividad. Con las cosas de comer ni se juega ni se miente.
Foro
En Asturias, el calendario electoral sólo es negativo para Foro, con las elecciones generales situadas cuatro semanas antes que las autonómicas y municipales. Estas dos últimas son las elecciones propias de una formación regionalista como Foro.
Entre abril y mayo votaremos en cinco urnas, pero campaña electoral sólo habrá una que empezará el 13 de abril y terminará el 25 de mayo. Candidatos autonómicos como Adrián Barbón, Teresa Mallada o Juan Vázquez estarán participando en actos electorales durante cuarenta días, subiéndose a los estrados con Sánchez, Casado o Rivera ¿Qué va a hacer Foro?
Si negocia una candidatura conjunta con el PP a Las Cortes Generales, como hizo en 2015 y 2016, podrá participar en la campaña en los actos que liderarán Casado, Maroto y compañía.
Por más que sea una candidatura conjunta, para el ciudadano medio es la campaña del PP que busca hacer presidente a Casado.
Y sin pausa ni tregua se iniciará la campaña autonómica, donde Foro querrá marcar perfil propio, criticar al PP cuando toque (ya salió a relucir en la Convención de Foro el cierre de Hunosa de Mallada) y convencer al elector que debe votar a Foro y no a otros.
Ese tránsito sin rupturas de la identidad al antagonismo no será fácil de gestionar para los dirigentes de Foro, a no ser que la candidatura conjunta tenga unas características muy especiales que no hubo en el pasado.