Los presidentes de Castilla y León, Asturias y Galicia se dan cita en Madrid para presentar el Corredor del Noroeste, al que podríamos describir como la rama norte del Corredor Atlántico. Digo esto porque a diferencia del Corredor del Mediterráneo, la conexión de Portugal con Francia, pasando por varias regiones españolas, tiene una estructura compleja, imposible de asociar al concepto de eje o corredor. El Corredor Atlántico arranca de varios puntos (Algeciras, Huelva, Lisboa, Aveiro, La Coruña, Gijón y Bilbao). Los auténticos nudos de comunicaciones están en Valladolid y Vitoria, por donde pasan los distintos flujos que tienen orígenes tan dispares. Estaban organizados ya los dos grandes corredores, y Galicia y Asturias quedaban descolgadas. Castilla y León, también, pero en menor medida. Las tres regiones se asociaron y de ahí nació el Corredor del Noroeste, un intento por evitar que nuevamente quedemos aislados. El Ministerio de Fomento es la institución clave para convertir las rayas que se trazan en el mapa en nuevas infraestructuras de transporte. Con las elecciones generales ya convocadas, José Luis Ábalos dio un paso al frente y anunció fechas, compromisos y actuaciones. En la hoja de ruta de Ábalos, el Corredor del Noroeste recibirá 3.588 millones de euros, 1.293 para renovar la infraestructura ferroviaria y 2.265 para nuevas construcciones. Dentro de esas sumas de dinero, además, están las inversiones destinadas a prolongar la línea de alta velocidad desde Pola de Lena a Gijón y Avilés. Para prolongar la alta velocidad se emplearán, finalmente, 200 millones de euros para mejorar el nudo de comunicaciones de Villabona.