Núñez Feijóo, Javier Fernández y Juan Vicente Herrera presentaron en Madrid el corredor del Noroeste. El corredor no es una operación de gobiernos, sino de regiones, participando en el proyecto partidos políticos, empresarios y sindicatos. Unir los puertos de la fachada atlántica a la línea de alta velocidad que partiendo desde Aveiro y pasando por Valladolid y Vitoria, se interna en Francia en dirección a Burdeos, es una necesidad para integrarnos en los grandes flujos de mercancías europeos. Desde que la Comisión Europea confeccionó los proyectos de infraestructuras prioritarios para la UE, ya se hablaba de la necesidad de no quedar aislados de los grandes ejes de transporte. El Corredor del Mediterráneo avanzó sin dilaciones, mientras que el Cantábrico dormía la siesta. Al final, en el tiempo de descuento, logramos incorporarnos al Corredor Atlántico.
En los discursos de los presidentes se aprecia que la motivación del Corredor del Noroeste no es tanto la necesidad de aumentar la conectividad de los puertos, que también, como no quedar en una posición de desigualdad con respecto a las regiones del Mediterráneo. Javier Fernández habló de «la necesidad de reequilibrar un mapa económico y social cada vez más volcado hacia el levante español». Esa discriminación la empezaron a hacer los turistas extranjeros, en los años sesenta, viajando en masa a las regiones mediterráneas; la propició la burguesía catalana, con excelentes relaciones en Madrid, y la potenció la España de las comunidades autónomas, en la que los nacionalistas siempre se llevaron la mejor parte.
Para acabar de rematar la faena, en las últimas décadas se sumó la sangría demográfica del Noroeste, mientras crecía la población de las regiones mediterráneas. Unos suben y otros bajan. Montándonos en el tren del Corredor Atlántico no vamos a recuperar el terreno perdido, ni mucho menos, pero evitamos que la marginación se desarrolle con nuevos argumentos.
Núñez Feijóo, Javier Fernández y Juan Vicente Herrera se pusieron de acuerdo para engancharse al Corredor Atlántico. Antes, también defendieron un mismo modelo de financiación autonómica, aunque al quedar este asunto «aparcado», como dicen los diputados, no tuvo consecuencias prácticas. La despoblación, el gran problema del Noroeste, fue motivo de una reflexión conjunta sin que se aplicaran medidas concretas. El Noroeste ha dado los primeros pasos para ser alguien en el tablero político español.