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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA IMPLOSIÓN DE LA BICEFALIA

Es bien conocido que los conflictos internos en los partidos se clasifican en cuatro categorías: pequeños, medianos, grandes y del PP. Los de esta última categoría se caracterizan porque está prohibido llegar a acuerdos y por la incapacidad para alcanzar síntesis.

Al finalizar el combate siempre hay largas listas de ciegos y tuertos, siendo muy raro que en uno de los bandos queden contendientes con los ojos intactos.

La guerra interna es producto del fracaso de la bicefalia, Mercedes Fernández-Teresa Mallada. Un sistema de poder implantado por Génova con amplio desconocimiento de las leyes de la Física: polos del mismo signo se repelen.

Pablo Casado pensaba que podrían cohabitar, pese a ignorarse en su presencia. Con el paso de las semanas, la relación pasó de mal a peor. Cuando la dirección nacional del partido agitó la carta de la comisión gestora, Cherines se enrocó y Mallada aplaudió con entusiasmo.

Cherines

Mercedes Fernández rechaza rotundamente que la cúpula del partido ponga una comisión gestora en Asturias. Lo dice ella que resolvió los principales conflictos del partido sustituyendo las direcciones locales (Gijón y Avilés) por gestoras. En el caso gijonés, la gestora de Cherines prolongó el periodo de excepcionalidad durante 22 meses; al llegar el momento de acudir a las urnas el PP sólo obtuvo tres concejales. El peor resultado del PP en Gijón.

El mandato de Mercedes Fernández se caracterizó por el ordeno y mando, sin hacer el menor esfuerzo por integrar.

En su enfrentamiento con la dirección de Pablo Casado, Cherines sacó a relucir su hoja de servicios, rica en renuncias personales y sacrificios por el PP. Lo que no dijo es que gracias a su partido lleva disfrutando de una larga secuencia de 36 años en cargos públicos (concejala-diputada nacional-delegada del Gobierno-síndica de cuentas-diputada nacional-diputada autonómica).

En el PP asturiano, sólo Ovidio Sánchez fue capaz de tallar una biografía tan afortunada. Los dos entraron en las instituciones (ayuntamientos de Gijón y Oviedo) en 1983, y desde entonces fueron saltando de oca en oca.

De poltrona en poltrona, Cherines se hizo una experta en perder elecciones: dos frente a Álvarez Areces, una ante Paz Fernández Felgueroso y dos frente a Javier Fernández. Pablo Casado le libró de una última derrota ante Adrián Barbón. Un chollo para el PSOE.

Mallada

Cuando Teresa Mallada fue nominada como candidata autonómica era una gran desconocida para la opinión pública asturiana.

En pocas semanas mostró que era una versión actualizada del “cherinismo”, con más capacidad para crear “malladistas” que de hacer partido.

Cuando dejaron a Luis Venta sin galones desde Génova, a la candidata le faltó tiempo para pedir “responsabilidades a los más altos niveles”, “caiga quien caiga” y le “pese a quien le pese”. Estaba claro que Mallada pedía dos por el precio de uno: el episodio del anónimo debía dejar al PP regional descabezado, sin Fernández ni Venta.

Si los partidos de fútbol están empatados, Mallada es de los que pide al árbitro que colabore en la victoria de su equipo.

El “malladismo” se hizo muy activo en la sede de Génova, formándose una “chupipandi”, liderada por Javier Maroto, que tuvo la gran ocurrencia de poner a Ovidio Sánchez al frente de la coalición PP-Foro para las elecciones generales. Hay que tener poco interés por la victoria para convertir a Ovidio Sánchez en reclamo electoral.

La ocurrencia estuvo a punto de hacerse realidad, pero Mercedes Fernández y Luis Venta realizaron una urgente excursión por el mapa autonómico, recabando apoyos, para que líderes regionales del PP disuadieran a Pablo Casado de llevar a cabo un plan tan descabellado como el pergeñado por la “chupipandi” de Maroto y los “malladistas”.

Pablo Casado tomó las riendas del asunto y Paloma Gázquez fue elegida como cabeza de la coalición electoral, PP-Foro, al Congreso de los Diputados. Paloma Gázquez está tan lejos de Mallada como de Cherines.

Gázquez presidió el Comité electoral de Pablo Casado en Asturias, cuando los pronósticos eran adversos. En aquella época Mercedes Fernández apoyaba a Dolores de Cospedal y Teresa Mallada a Soraya Sánez de Santamaría.

El escándalo del geriátrico de Felechosa, con Mallada y los concejales de Aller imputados por el juez, es un serio contratiempo para la candidata autonómica. La prevaricación administrativa acabó con más de una carrera política en Asturias.

Los procesos judiciales avanzan más lentos que el curso político. En su comparecencia ante los medios, Mallada dijo que “ni siquiera me han llamado a declarar”. Ayer EL COMERCIO publicaba que fue citada por el juzgado en calidad de investigada por prevaricación urbanística el pasado mayo y que el 10 de julio compareció en el juzgado, acogiéndose al derecho de no declarar. Las verdades de Mallada tienen una vida media semejante a la del isótopo Helio-5: la cienmillonésima parte de una billonésima de segundo.

¿Advirtió Mallada a la dirección nacional del PP que estaba siendo investigada por prevaricación urbanística antes de ser nominada como candidata? Para saberlo habrá que esperar a la próxima rueda de prensa.

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por JUAN NEIRA

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