El ejemplo en el que se inspira Pedro Sánchez es el de Portugal, donde el líder socialista, Antonio Costa, logra gobernar con un programa pactado con los comunistas, los verdes y la nueva izquierda –Bloco– emparentada con Podemos. Los socialistas gobiernan solos y sus socios les respaldan desde el Parlamento. La vía portuguesa ha cobrado fuerza los últimos días en España porque IU prefiere pactar un programa con el PSOE sin entrar en el gobierno para no mancharse las manos. Dentro de Podemos hay una corriente importante, los anticapitalistas, en la que se inscribe la ‘lideresa’ andaluza, Teresa Rodríguez, que también prefiere pactar un programa con el PSOE y quedar fuera del gobierno. De momento, Pablo Iglesias se resiste y quiere retomar las negociaciones en el punto donde estaban cuando se rompieron: un acuerdo de coalición con una vicepresidencia y tres ministerios para Unidas Podemos.

Es difícil encontrar dos personas más opuestas que Sánchez y Rajoy. Si Rajoy estuviese en la piel de Sánchez dejaría pasar el mes de agosto y si en septiembre no tuviese sintonía con los partidos de la oposición iría tranquilamente a unas elecciones anticipadas, sabedor de que las ganaría por un cómodo margen. Sánchez no sabe esperar más de dos días porque es un político hiperactivo, y ya está en la brega con el modelo portugués como referencia. De esta manera toma la iniciativa y mete presión a Pablo Iglesias. Antes de decidir, la izquierda debería saber qué condiciones deben darse para prescribir un pacto de legislatura o una coalición de gobierno.