DENUNCIA POLÍTICA
Podemos e IU, los dos socios de la marca electoral Unidas Podemos, ha lanzado una ofensiva judicial de largo alcance que amenaza a muchas figuras y ex figuras de la clase política. El motivo de la denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción es la operación urbanística, Madrid Nuevo Norte, que tras veintiséis años de gestación por fin ha obtenido, por unanimidad, el visto bueno del Ayuntamiento de la capital en el último pleno presidido por José Luis MartínezAlmeida (PP). En la denuncia por presunta prevaricación administrativa, cohecho y malversación de caudales públicos –nada menos que 2.780 millones de quebranto–están implicados ex alcaldes como Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella, así como presidentes de la comunidad autónoma, Esperanza Aguirre e Ignacio González. Entre políticos y empresarios la denuncia afecta a veintiocho personas, dándose la particularidad de que en la lista hay siete ministros de Fomento. El asunto tiene altas dosis de pimienta política, ya que la operación urbanística adquirió un nuevo impulso de la mano de Manuela Carmena, negociando la cesión de terrenos de Adif y Renfe para construir 10.500 viviendas en lo que trata de ser un nuevo distrito financiero.
A la Fiscalía le toca valorar la denuncia. Antes de que se pronuncien los fiscales y, eventualmente, un juez de instrucción, la iniciativa de Podemos e IU tiene una inmediata lectura política ¿Alguien es capaz de imaginar que los dirigentes de Podemos presentasen la denuncia a la Fiscalía si Manuela Carmena no hubiese roto con el partido morado? ¿Si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hubiesen acordado un gobierno de coalición se atreverían los ‘podemistas’ a denunciar a José Luis Ábalos?
Los dos interrogantes se contestan solos. Dicho de una manera provocativa: aunque los de Podemos e IU tengan más afán justiciero que Robespierre, sus objetivos políticos están por encima de la sed de verdad. El actual ministro de Fomento está muy enfadado («me parece indignante y un ejercicio de hipocresía tremendo»); Ábalos asegura que no asistió a ninguna reunión y que no firmó nada. Si las relaciones entre el Gobierno socialista y Unidas Podemos no estaban en su mejor momento, con la denuncia por prevaricación, cohecho y malversación no van a mejorar. La falta de confianza política entre ambos grupos se hará más patente. El día que Pedro Sánchez pide el aval de las feministas, llegan sus hipotéticos socios y desempolvan la corrupción. Mal empieza agosto.