El juez Manuel García Castellón ha citado a las expresidentas madrileñas, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, en el sumario sobre el ‘caso Púnica’. Ambas aparecen en una de las piezas separadas (eran dieciséis y van a quedar refundidas en once) que cuelgan del sumario abierto en el año 2014. La petición de la Fiscalía Anticorrupción, basada en investigaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, ha sido aceptada por el juez de instrucción al citar a las dos por presunta comisión de delitos (tráfico de influencias, prevaricación y falsedad documental) relacionados con la financiación ilegal de la organización madrileña del PP. Según el relato judicial, Esperanza Aguirre ideó la búsqueda de recursos para financiar las campañas municipales y autonómicas de 2007 y 2011, así como la de las elecciones generales de 2008; centralizó en la cúpula de su Gobierno las campañas de publicidad de las consejerías; hizo gestiones para que se pagasen con fondos públicos los gastos particulares del PP y de sus dirigentes; introdujo cambios legales para que la contratación de publicidad se realizara desde la Vicepresidencia (Ignacio González); tomó las decisiones que gestionaron Antonio Granados e Ignacio González, y controló su ejecución. En pocas palabras: la dirigente liberal es la máxima responsable de la ‘caja b’ del PP de la capital. Presuntamente, claro.
La organización madrileña se lleva la palma de los asuntos turbios imputables al PP. En la Comunidad Valenciana hubo escándalos sonados, pero el impacto de los casos ocurridos en la capital es muy superior. Hasta la fecha, los culpables o presuntos culpables no son líderes políticos de dimensión nacional, aunque algunos de ellos, como Ignacio González, incurso en el ‘caso Lezo’ y el ‘caso Púnica’, haya desempeñado una responsabilidad muy destacada como presidente de la Comunidad de Madrid. Aun así, uno de esos escándalos (Gürtel) ha bastado para propiciar un cambio radical en la política española, con la caída de Mariano Rajoy y la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. El encausamiento de Esperanza Aguirre supone un salto cualitativo porque ha sido la mujer más destacada de la derecha española. Su importancia es tal que la izquierda va a aprovechar su situación procesal para poner en entredicho el ciclo hegemónico del PP en la capital. Si la investidura de Pedro Sánchez se frustra, la imputación de Esperanza Aguirre se convertirá en argumento electoral.