FIN DE LA COMEDIA
En el Congreso de los Diputados Pedro Sánchez se ha quitado la careta y ha mostrado de forma nítida que apuesta por la celebración de elecciones. Pablo Iglesias le había invitado a negociar la investidura («Usted y yo pongámonos a trabajar juntos») y el presidente en funciones dio una contestación inequívoca, «si tiene algo más que plantear, más allá del gobierno de coalición, convoque la mesa de negociación». El líder socialista se niega a hablar con el máximo dirigente de Unidas Podemos, un grupo que los socialistas consideran aliado preferente. Después del intento fallido de investidura del 25 de julio, Pedro Sánchez tuvo reuniones formales con variados interlocutores, colectivos sociales y jefes de partido (PNV, PRC), sin embargo, no tiene tiempo ni ganas de hablar con Pablo Iglesias, líder de la formación que más diputados puede aportar en una votación de investidura, una vez descartados los grupos de la derecha que ya han anunciado que rechazarán su candidatura, en el caso de que reciba y acepte el encargo de formar gobierno.
Ya no cabe prolongar la impostura. Se acabó el simulacro. Pedro Sánchez está a la espera de que llegue el día 23 para disolver las Cortes y convocar elecciones para el 10 de noviembre. Las encuestas dicen que el PSOE será el ganador de los comicios, con quince o veinte escaños más de los que tiene ahora. Unidas Podemos y Ciudadanos sufrirán una disminución de su cuota de diputados en favor del PSOE y, en menor medida, del PP. Ese escenario le atrae a Pedro Sánchez y está dispuesto a paralizar la política española durante otros cinco o seis meses para ganar músculo parlamentario. Las encuestas reflejan que no habrá un cambio de panorama. Ganará el PSOE y la izquierda quedará por encima de la derecha, pero los socialistas estarán muy lejos de la mayoría absoluta. Para gobernar con mayoría estable tendrán que pactar con Unidas Podemos, si los partidos constitucionalistas siguen en su empeño de negar el pan y la sal a Pedro Sánchez. Quiero decir que el presidente, para dejar de estar en funciones, tendrá que verse las caras con Pablo Iglesias, aunque para entonces las relaciones con el líder del partido morado estarán muy deterioradas.
Comunicar a los ciudadanos que esa es la ruta trazada resulta muy negativo para la imagen de Pedro Sánchez, por eso, tras dar con la puerta en la cara a Pablo Iglesias, agregó, «nosotros somos los últimos a los que nos interesan las elecciones. Lo vamos a intentar hasta el final». Con un par.