En esta semana se va a decidir si los españoles vamos a ser convocados a las cuartas elecciones generales, en menos de cuatro años, o si será investido Pedro Sánchez como presidente de Gobierno para un mandato que podría durar hasta abril de 2023. Dos opciones opuestas que dependen del entendimiento de los líderes del PSOE y Unidas Podemos. Ese es el guion que todos conocíamos, aunque en los últimos días se produjo una variación al emitir señales Pedro Sánchez y su entorno sobre la preferencia de las elecciones. Es evidente que si uno de los dos líderes toma las urnas como opción prioritaria, la actual legislatura puede darse por acabada.
El divorcio entre lo que desean los españoles y lo que hacen sus representantes es absoluto. Nadie quiere la repetición electoral. Es más, se sabe que solo servirá para que los socialistas cuenten con veinte diputados más. Volverá a ganar el PSOE, sin mayoría absoluta, y necesitará contar con Unidas Podemos para plasmar en las instituciones la previsible mayoría parlamentaria de la izquierda. En seguida empezará el debate sobre cómo se articula esa mayoría, si a través de una coalición gubernamental o de un simple acuerdo programático. Terminará 2019 con el Gobierno en funciones y todas las decisiones importantes aplazadas. La sostenibilidad de las pensiones seguirá en el aire y el Gobierno en funciones solicitará créditos para pagarlas, porque Pedro Sánchez no quiere pasar a la historia como el presidente que dejó vacía la hucha del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, un mecanismo de financiación creado por José María Aznar para pagar las pensiones.
En los seis meses transcurridos desde que ganó Sánchez las elecciones, lo más chocante es la pasividad del presidente desde que fracasó el intento de investidura del mes de julio. Tal parece que se rindió ante las dificultades o que le sedujo la convocatoria de comicios, con la previsible ganancia de escaños. Por si tenía alguna duda, ahí está el camarada Félix Tezanos dando a conocer un sondeo electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, una vez superada la fecha de caducidad, que otorga la victoria al líder socialista. Para completar un cuadro tan negativo, los grupos de la derecha se conforman con jugar el papel de espectadores, con la excepción de Núñez Feijóo que propone una entente entre PSOE y PP para romper el bloqueo político. Mientras no pacten los partidos constitucionalistas, la situación política española irá a peor.