Desde que Mercedes Fernández anunció que dimitía de su cargo de presidenta del partido los focos se han puesto sobre la organización regional del PP en busca de respuestas. En Génova se han limitado a decir que en una reunión extraordinaria de la dirección asturiana se elegirá sucesor o sucesora (más bien lo segundo). Un mensaje que tiene el aire inequívoco de la evasiva. Ante la ausencia de certidumbres le toca coger el relevo a las habladurías. No deja de ser chocante que el futuro de la organización autonómica de un gran partido se decida en Madrid. Todos los populares están a la espera de lo que diga el correo de la capital de España. Hace unos meses, durante el enfrentamiento entre las lideresas, quedó cortada la vía férrea de Pajares y se decía, a modo de broma, que la comisión gestora había tenido un percance para llegar a Oviedo. Cuando se restableció la normalidad en la vía se comprobó que entre las sacas del correo no estaba la gestora.

La falta de noticias se extiende hasta la candidatura autonómica del PP. Es difícil de entender la indefinición. Paloma Gázquez fue cabeza de lista en las elecciones de abril, una decisión basada en haber sido la primera ‘casadista’ del PP asturiano. En las semanas que estuvo abierto el Congreso de los Diputados apenas hubo actividad parlamentaria. No se ven razones para retrasar su confirmación. Parece que Cherines negoció en Génova su renuncia a la Presidencia del partido a cambio de ser candidata en las elecciones generales. La lógica lleva a pensar que de ser cierto el trueque, Mercedes Fernández optará a ser senadora. Si va para diputada, y con Oblanca de dos en la lista, volvemos al siglo XX.