La convocatoria electoral resulta tan inconveniente para los partidos políticos como para la opinión pública. Con sentido común podía haberse evitado, ya que dos meses antes PSOE y Unidas Podemos estuvieron a punto de suscribir un acuerdo. Tuvieron sesenta días para limar asperezas, pero Pedro Sánchez prefirió apuntarse a una previsible victoria electoral que le reporte ganancia de diputados. El PSOE tuvo un cuádruple triunfo en primavera (generales, europeas, autonómicas y municipales) y mantiene el capital político casi intacto. Digo casi, porque alguna erosión sufrirá por la decisión de adelantar los comicios. Hablar de capital político es hablar de credibilidad ante la sociedad. La FSA puede ver el panorama con tranquilidad y apostará por la continuidad en las listas.
El PP no se ha recuperado todavía del cambio de escenario producido con la censura al presidente Rajoy y el mal resultado cosechado en las elecciones del 28 de abril, pero la cita del 10 de noviembre está planteada como segunda vuelta de las urnas de abril y funcionará la tendencia al voto útil, siendo favorecido por el reagrupamiento del voto a la derecha. Perderá las elecciones, pero distanciará a Ciudadanos y se consolidará como partido líder de la oposición. En Asturias tiene la debilidad del doble liderazgo (Mercedes Fernández, Teresa Mallada) que amplifica las desavenencias internas. Quedar, otra vez, en un solo diputado sería un mal resultado. Unidas Podemos llega con demasiadas cuestiones sin resolver en su espacio político como para que le venga bien comparecer ante el electorado. Está llamado a perder escaños. En nuestra región tendrá que luchar para no quedar sin representación.
Las encuestas señalan que Ciudadanos es el partido que va a sufrir un mayor castigo en las urnas. Le perjudicará la tendencia a resucitar el bipartidismo, sumado a la contestación interna que sufrió durante el verano, con el abandono de cargos electos. Fue el partido que tuvo un mayor avance porcentual en primavera y puede encabezar el retroceso en otoño. Ignacio Prendes tendrá que emplearse a fondo para retener el escaño, un drama bien conocido por él que conoce la agonía de las noches electorales desde las autonómicas de 2012 (UPyD), siempre al borde del abismo. El abismo es perder el escaño. Foro optará por coaligarse con el PP, aunque en abril no sirvió para nada. En cuanto a Vox, saldrá a competir con el registro de los últimos comicios como marca de referencia.