UN PASO ATRÁS
Ante el Comité Ejecutivo Nacional, Mercedes Fernández ha presentado su dimisión como presidenta regional del PP. Cherines aclaró que no lo dejaba por cansancio, sino para «facilitar el buen funcionamiento del PP de Asturias y fortalecerlo». La lideresa manifestó que da un paso atrás «con pena y gran sacrificio personal». Como tantas veces ocurre en política, la dimisión la presenta para evitar el cese. Abierta la carrera electoral, Pablo Casado se apresura a realizar el trabajo que tenía aplazado para no llegar a las urnas con bronca entre dirigentes. La guerra abierta entre la presidenta del partido y la portavoz parlamentaria debería haber quedado zanjada hace mucho tiempo, pero inexplicablemente concurrieron a las elecciones con el partido convertido en una jaula de grillos. Tras el mal resultado logrado el 28-A, Cherines cargó contra Javier Maroto, número tres del partido, responsable de la campaña y gran valedor de Teresa Mallada. Aquel día Cherines quemó las naves. No puede quejarse del trato recibido porque ella en Asturias fue mucho más expeditiva cuando surgía un conflicto con algún dirigente. Para cubrir el hueco que deja se celebrará una Junta Directiva Regional extraordinaria. Es una solución provisional, ya que el presidente debe salir de un congreso.
En sus primeras palabras para explicar la dimisión, Cherines dijo que «el PP es mi vida y la política la llevo en vena». Es cierto, desde la juventud milita en el PP, ocupando diversos cargos institucionales. Ha sido concejala en Gijón, miembro del Congreso de los Diputados (este cargo lo compaginó una época con el de edil), delegada del Gobierno, síndica en la Sindicatura de Cuentas del Principado y diputada autonómica. Son 36 años sin interrupción en puestos de relevancia. A todos esos cargos ha accedido a propuesta de la dirección del partido, si bien luego tuvo que pasar por el tamiz de las urnas o del acuerdo en la Junta General del Principado. Le debe todo al PP. La política ha sido su modus vivendi y de ella ha aprendido su modus operandi. Nada indica que el largo ciclo institucional haya acabado. La dimisión puede formar parte de un pacto que incluya la promesa de ir en la lista del Congreso de los Diputados o del Senado. De ser así, tendríamos Cherines para cuarenta años. Pese a su gran experiencia jugó mal sus cartas en la sucesión de Rajoy. Apoyó a Dolores de Cospedal y cuando solo había dos candidatos, votó a Sáenz de Santamaría y ganó Casado. Ahí empezó el declive.